
Antes de lavarse los dientes, Marisela, de 24 años, inicia sesión en Facebook. Todavía soñolienta, empieza sus días saludando a sus contactos en línea.
Llevar el internet en el bolsillo a través de su teléfono móvil le facilita estar todo el tiempo conectada a cualquiera de las cinco páginas a las que está registrada con precisos datos personales.
“Reviso mis cuentas varias veces al día. Presto más atención a tres de ellas. Es algo que disfruto y me inquieta no poder estar comunicada”, confiesa.
Las redes sociales han revolucionado el estilo de vida de los cibernautas, y crean una nueva adicción, en la que muy pocos, como Marisela, reparan.
Para muchos, la vida comienza cuando su contraseña les abre el mundo virtual. Y hay quienes no conciben su existencia sin otra actividad diferente a publicar lo que hace o piensa y estar pendiente de qué hace el otro.
A esa ansiedad que provoca estar desconectado hay que prestarle atención, sugieren la psicóloga Olga María Renville y el psiquiatra Rafael García Álvarez, porque son los síntomas de una dependencia.
Renville explica que la adicción se nota en el adolescente que se pone agresivo porque le prohíben el internet, o en quien no duerme por estar pendiente a colocar informaciones y fotos en su página o comentar las ajenas. “Si no estar conectado te incomoda, te inquieta o te irrita, es una alerta de que te conviertes en dependiente de eso”.
García Álvarez señala que el uso desmedido de estas herramientas provoca en la persona una necesidad de exhibicionismo que se convierte en un problema cuando se descuidan otras responsabilidades para actualizar el perfil.
“Cuando tu vida gira en torno a estar conectado, si sientes ansiedad por desarrollar esa actividad o cuando ésta ocupa el primer plano de tu vida, entonces empiezas a tener un problema”, apunta.
Vida privada demasiado pública
Mary Campusano, de 25 años, sufrió las críticas de familiares que mediante Facebook se enteraron de su noviazgo, por unas fotos íntimas que publicó.
Ahora tomó medidas para cuidar su privacidad. “No permito que nadie copie mis fotos ni que quien no sea de mi red de amigos entre a mi perfil. Además, escogí la opción de que mi perfil no aparezca en el buscador”, confiesa.
García Álvarez advierte que el hecho de que otra persona conozca todos tus movimientos favorece intenciones criminales, o puede que use esa información con fines particulares.
“Cuando tú te desnudas, que alguien tenga conocimientos acerca de ti esa persona tiene poder sobre ti. Siempre en la red hay quienes buscan hacer maldades. Es riesgoso tú exponerte tanto, ser tan transparente, porque tienen control de ti”, explica.
La clave es la mesura
Censura no
El especialista español en sistemas y tecnologías de la información Enrique Dans opina que quienes eviten esas páginas por temor a que arruine sus relaciones, dejarán de desarrollarse en un entorno social trascendente
“Quienes intenten evitar los peligros de las redes sociales para la juventud, alejándolos de ellas, estarán cometiendo un error, porque sus hijos crecerán privados del conocimiento y del saber hacer en una dimensión que sin duda va a ser, en el futuro, importante para ellos”, dice en un artículo publicado en su blog.
Moderación sí
La psicóloga y psicoterapeuta Olga María Renville explica que las relaciones de internet se deben afinar con el contacto cara a cara y el roce personal.
Recomienda que no se esté expuesto por más de dos horas a estar pendiente de la actividad en internet a menos que por motivos de trabajo, estudios u otra necesidad mayor sea imperioso.
“Estas redes son una realidad que estamos viviendo y que no podemos censurar en su totalidad. Pero no es positivo que todas las relaciones se circunscriban al mundo cibernético, se deben fomentar más los encuentros personales”, indica.
Situaciones
La Policía está atenta

Datos para criminales

Motivo de angustia

Revisión frecuente

Actitud de un adicto

Foto: Juan Almánzar
Publicado en El Caribe
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