martes, 30 de noviembre de 2010

Samaná es bella

Yo quedé enamorada de Samaná. Me impresionó la majestuosidad de sus paisajes naturales. Samaná es azul y es verde. Entre mar y montañas. ¡Y ese malecón tan bello! Aaah… le roba suspiros a cualquier mortal. Me podría pasar horas y horas mirando al mar, su inmensidad, sus colores, su tranquilidad.


Hermosas fotografías del lente de Danny Polanco.


Samaná, nombre de la provincia y del municipio cabecera, está a dos horas y media de camino desde Santo Domingo, si tomas la autovía del nordeste. En este caso hay que estar pendiente de que de peaje se le va a uno más de 600 pesos :(

La promoción turística que se observa de la provincia Samaná invita a una especie de paraíso terrenal. Cuando se avanza en la carretera las expectativas suben  porque el paisaje no defrauda.
Sin embargo, al llegar al municipio cabecera, donde te recibe una entrada de aspecto descuidado y un desordenado mercado, surge la impresión de que hay mucho que organizar. Sólo están en buen estado las calles por donde obligatoriamente pasa el turista, en especial la avenida del Malecón. Las demás, están hechas una pura porquería.

En Samaná, la naturaleza ha puesto su parte: playas, montañas, bosques, humedales, saltos, cayos... De enero a marzo se activa el observatorio de las ballenas jorobadas. Falta más esfuerzo del lado de los diferentes organismos ligados al turismo para que la provincia lidere como destino preferido.

Aumentar su capacidad de habitaciones hoteleras es una de las urgencias. Samaná, declarada polo turístico mediante el decreto 91-94, del 31 de marzo de 1994, se sitúa en el quinto lugar entre las provincias con mayor cantidad de habitaciones.

Suena halagüeño hasta que se evalúan las cifras de las ciudades que le anteceden. Su capacidad (2,669 habitaciones) dista bastante de la que ocupa el primer lugar, la provincia La Altagracia, que cuenta con 32,933.

La hospitalidad de la gente es súper especial. Te acogen como si te conocieran de antes, como a un familiar. Es otra de las cosas que atrae a los turistas, sobre todo extranjeros. A diferencia de otros polos turísticos más desarrollados de nuestro país, el turismo de Samaná no es aquel de estar encerrado en un hotel fichado con la pulserita colorida de "todo incluido". Tienes la oportunidad de andar por el pueblo, conversar con su gente, disfrutarla. Es un pueblo pequeño y seguro. Es de los que menor índice de delincuencia registra en el país.

Gastronomía
Hay una gran variedad de restaurantes, cocina nacional e internacional (japonesa, china, española, mexicana, italina...). Me encantó que se consume mucho queso de hoja. Es riquísimo, bajo en sal. Me comí un sandwich de jamón y con este queso, divino, frente al Palacio de Justicia :)
Y hay mariscos frescos para escoger... el plato típico es el pescado con coco, huy! exquisito!! (Samaná tenía una gran producción de cocos hasta hace pocos años, de ahí que preparen muchos platos a base de este producto).


Turismo, principal fuente economía
Samaná, Las Terrenas y Las Galeras son las localidades que presentan mayor desarrollo turístico, principal fuente de la economía de esta provincia situada al nordeste del país, a 245 kilómetros de Santo Domingo.

Los cruceros dinamizan la economía
La llegada de cruceros a Samaná dinamiza la economía de manera significativa. Para la actual temporada, que empezó el mes pasado, y se extiende hasta septiembre próximo, el Ministerio de Turismo tiene registrado 85 cruceros. Cada uno de ellos desembarca entre 2,000 y 3,000 turistas, dos y tres veces a la semana. El malecón adquiere vida. La bulla y las casetas de vendedores de artesanías y souvenires rompen su tranquilidad habitual.


Historia de Santa Bárbara de Samaná
Santa Bárbara de Samaná fue fundada en 1756 por Francisco Rubio y Peñaranda. En 1824, esclavos afroamericanos libertos en Norteamérica establecieron la Iglesia Africana Metodista Episcopal y formaron familias de apellidos ingleses.

Todavía se conservan algunas costumbres inglesas y la iglesia la “churcha” oficia misas en inglés. Asimismo, en algunas comunidades de la zona se habla, además de español, inglés, francés y creol. La provincia turística Samaná se encuentra ubicada a 260 kilómetros de Santo Domingo.

Las Terrenas es el municipio más turístico.


Lo tiene todo
La Bahía del Rincón se posicionó este año como una de las más bellas del mundo. Esta provincia también cuenta entre sus bellezas naturales con Cayo levantado, una isla de apenas un kilómetro cuadrado; el Salto del limón, Parque Nacional Los Haitises y las playas Frontán, Madama, La Playita, Bonita, Cosón, Las Terrenas, Portillo, Morón, Limón, Ermitaño, El Valle, Las Galeras, Frontón, Chinquela, Anadel, Puerto Escondido y Playa Rincón

Yo andaba en afanes laborales, pero, como ven, jejeje, nada impidió que me creyera turista por un momento -bueno, varios momentos, la verdad-
Saque mi tiempecito para tomarme unas fotitos para la historia :)

jueves, 25 de noviembre de 2010

Noche clara

La luna ilumina todo. Redonda y entera se impone en esa inmensidad negruzca que acoge incontables pequeñas luces. ¡Quien diría que esa luz no es de la luna! Su esplendor opaca a las estrellas.
Desde mi ventana puedo ver las gotas de lluvia que recién mojaron el jardín. Pequeños charcos diáfanos brillan en el asfalto. El concierto de un grillo rompe por momentos el silencio de esta noche que ya no es oscura, sino tenue, un poco reservada, gracias a la luna.  
Hace frío. Se parece tanto a la noche aquella que caminamos juntos el parque de las esculturas grandes. Yo, con un vestido negro estampado a la rodilla. Llevaba los hombros descubiertos. Y tú, elegante de chaqueta. 
Tu mano en la mía no fue suficiente para calmar mis tiritos. ¿Te acuerdas? Mis dientes chocaban entre ellos con insistencia. Entonces, tú, conmigo. Siempre tan solícito. Tus brazos terminaron por cubrirme toda. Parecíamos un solo cuerpo. También había grillos cantando. Los escuchamos hasta que terminamos el camino.
Yo no quería dejar el parque. Me impresionaba como se iluminaba todo, como ahora.
Qué bonito la luna alumbra esta noche fría. Qué luna lejana. Brillante, romántica, secreta.
Otra vez tirito, pero ahora una frazada me sirve de chimenea. ¿Dónde estás tú?
Esa luna tan mía y tan ajena. Tan cerca y tan lejana. 
La miro. Se me escapa un suspiro. Te pienso.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Aquellos días en los que manda el amor

Érase una vez dos mejores amigas que se enamoraron de dos mejores amigos. Corría el verano de un año que no quiero especificar cuando María y yo andábamos juntitas, cual pluma ligera que el viento eleva. Este par de chicas estaban felices con ese "dos para dos".
No nos cambiábamos por nadie. Jajajá ¡qué risa! Cada vez que me acuerdo… Lo que hoy ambas calificamos como una locura, en ese momento de éxtasis era para nosotros tan fácil y normal.
Hay que ver la “porquería” que se vuelve una cuando está enamorada. Para María y para mí no había distancias largas que nos impidieran llegar a donde nuestros “romeos”. El trayecto que antes nos pesaba si no era en autobús, el estado de enamoramiento que nos secuestró lo convirtió en un agradable paseo que disfrutábamos caminando.
¡Ay Dios mío! Y lo rápido que llegábamos a ese destino. Recorríamos esos kilómetros raudas y felices.
Cantábamos todo el día. Una musiquita nos alegraba el alma. No había cosa más apreciada que el teléfono móvil: todo el santo día lo llevábamos encima a la expectativa de recibir ese mensaje de amor. Vivíamos pensando en regalitos para sorprender a nuestros amados. Eran simples detallitos como CDs de canciones románticas seleccionadas y grabadas por nosotras mismas, dulces o un delicado papelito en el que escribíamos mensajes tiernos. A mí me encantaba dibujarle un par de corazones en una esquina.
Cuando el amor te acompaña chateas, chateas, chateas… por horas, horas y horas… ¡y no te cansas! ¡no te pesa! Increíble.
Lo irreal adquiere lógica. Se pone una como más bonita, le suda la belleza, irradiamos una energía que el otro no puede obviar.
Todo marcha. Los días se vuelven de colores encuentras soluciones y las letras fluyen para actualizar tu blog.
Ay sí, esta última parte me consta. Miro mi lista de actualizaciones y confirmo que los meses en que el amor me ha rondado hay más publicaciones. Tienes más ganas de todo.
Pero por más que parezca inofensiva, nunca le falta la espina a la rosa. Esas dos mejores amigas también sufrieron enamorarse de esos dos mejores amigos. Y que mal la pasamos cuando la burbuja explotó. Nos volvimos una “porquería mayor”. La tristeza desplazó los colores de nuestros días para teñirlos de gris. El final de la relación nos estacionó en el dolor. Todas las canciones de desamor nos pegaban –¡ojo! prohibido escuchar la radio esos primeros días-. Un amargue total. Se nos fue la inspiración. Zarparon las ganas de escribir en el blog.
Recuerdo que para esos días nublados, por semanas no hubo algo interesante en mi pizarra. Nada. Solo expresiones tristes y opiniones generales de temas  poco relevantes.
Se rompió la relación y con ella mi inspiración, mi arte de escribir bonito.
Pasaron semanas, hasta que mis dedos volvieron a dibujar letras porque pensé en aquellos días en los que el amor mandaba. 
Te cuento, vuelves a escribir porque ya no duele tanto recordar. Ya había aprendido a pensar en ese amor sin llorar. Y en vez de maldecir porque terminó, me sentía con valor para agradecer porque sucedió. Cada experiencia es única, te marca de manera distinta. Unas son más profundas que otras.
El tiempo pasa y te revive. Te miras y te adviertes que más vale que te recuperes. Es un ciclo. Es la vida: caer, levantarse, volver a intentar, lograr equilibrio… te caes, te levantas, vuelves a intentar…
Vuelves a intentar, sin olvidar.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sensaciones

Sobra decir que te extraño
Recalcar que aunque es verano
me quedé en el invierno que te conocí.
Porque nunca el frío había sido tan cálido
Como el vivido en tus brazos.

Ilusión


Si pudiera correr hasta ti, 
lo haría ahora mismo, 
para calmar tu nostalgia 
y mis ganas de estar contigo.

Marinera

Mi amor por ti es como el mar.
Inmenso, profundo, incalculable, misterioso.
A veces agitado y otras tantas en calma.
Eres el puerto donde prefiero atracar.
Libero mis anclas y me siento segura.
Me haces libre, me haces mar.
En tí quiero navegar.