jueves, 30 de julio de 2009

Media carretera, seis años después


Han pasado seis años desde que se dio el primer picazo para la construcción de la carretera San Cristóbal-Baní y vemos como ahora se anuncia con algarabía que para este agosto se inaugurará el primer tramo de 18 kilómetros, de los 28 que la conforman.
Pero son 18 kilómetros que ni siquiera están terminados en su totalidad porque la media docena de pasos a desniveles que tiene ese tramo está a medio construir.
Vergüenza debería darle a las autoridades hacer tal anuncio seis años después. Quizás el afán por apresurar los trabajos sea para que el Presidente de la República incluya esa media obra en su discurso del próximo día 16, cuando tiene que rendir cuentas al país.
Esperemos que ese acto de inauguración preliminar, sin fecha fija aún, no deje en el olvido la terminación de los 10 kilómetros y los 14 puentes que faltan y que no tengamos que esperar seis años más para disfrutar de una autopista completa, como se merecen las miles de personas que transitan a diario en más de 13 mil vehículos de todo tipo.
Más que felices con tal inauguración, debiéramos estar indignados. Porque mientras no se concluya la pista, el trayecto seguirá siendo escenario de accidentes de tránsito que hasta el momento han dejado incontables muertos y heridos.
Yo, que viajo frecuentemente, y que por muchos años transitaba esos kilómetros a diario primero como estudiante universitaria y después como empleada privada en la capital, conozco bien el extremo peligro al que se expone el viajero: malas señalizaciones y en algunos tramos nula, curvas cerradas, desvíos inesperados, el paso de vehículos pesados y la continuidad con que se instalan grandes muros de los denominados "New Jersey" donde uno menos se los espera, estrechando la vía.


Esos seis años significan tres periodos presidenciales (finales de la gestión de Hipólito Mejía-Partido Revolucionario Dominicano y gestión y media de Leonel Fernández- Partido de la Liberación Dominicana).
Los últimos cuatro años representan la construcción total del controversial Metro de Santo Domingo de 14 kilómetros, con todas las complejidades que implica un proyecto de esa magnitud y la inversión millonaria. Mientras tanto los sureños sufríamos al ver como se paralizaban con regularidad los trabajos en la carretera por inconvenientes con los trabajadores, por ejemplo.
Ese lapso (abril de 2002-julio de 2009) significan que la única autopista que comunica a la región sur con la capital del pais ha estado varada por tiempo prolongado mientras se cambiaba de contrato a tres compañías y por escándalos de toda índole, incluso supuestas malversaciones de los fondos.


En lo que se termina la obra, miles de familias establecidas en las orillas viven enfermas del polvo, la tierra, el ruido de las maquinarias y todo el engranaje que supone la construcción. Viven incómodas porque tienen el frente de sus casas invadidas con el estacionamiento de gredar y camiones. Se mantienen exhaustas de mal vivir porque cuando llueve se posan aguas negras y lodo en sus puertas porque les han roto los contenes y como estamos en faenas de edificación aun no es turno de desagues.
Otras cientos ni siquiera viven porque se tuvieron que mudar y están pasando las de Caín debido a que las viviendas que levantaron con su trabajo honesto y sacrificado obstaculizaban uno de los carriles y aún están a la espera de la remuneración que les corresponde por ceder sus terrenos a la causa.
Al principio, la inversión sería de unos 80 millones de dólares y ahora ni se sabe por donde irá la cosa, se estima que unos 130 millones de dólares (cinco mil millones de pesos).
Cada vez que han podido, las autoridades han manifestado que este proyecto representa su prioridad. Sin embargo, en la práctica no luce la urgencia por terminar una pista que representa un aporte para el desarrollo de una región siempre marginada y la última en la fila en cuanto a inversiones.
Mi Sur sabe bien que nada le ha sido regalado porque sí, que lo poco que tiene lo ha tenido que exigir y pelear y defender. Por eso seguirá paciente, pero no tolerante ni tonto.

Fotos: Danny Polanco

sábado, 25 de julio de 2009

Manos jóvenes golpean el mallete

Reto. Sin desmedro del valioso aporte de los más veteranos profesionales del derecho, el sistema judicial dominicano recluta jóvenes talentos que conforman una nueva generación de jueces, fiscales y defensores públicos que dinamizan el ámbito de la Justicia.



El sistema judicial dominicano ha experimentado importantes cambios. La promulgación de la Ley 78-03, que aprueba los estatutos del Ministerio Público, y el Reglamento de la carrera judicial, aportaron una alta contribución a esas reformas.

Con la determinación de que los fiscales, jueces y defensores públicos sean electos por concurso, quedó abierta una puerta para que abogados recién graduados, muchos sin más experiencia que la formación universitaria, tengan la oportunidad de instalarse en los juzgados y fiscalías por sus propios méritos.

Esa forma de selección, en la que prima una rigurosa evaluación de las cualidades psicológicas y académicas de los aspirantes, favorece a la juventud emprendedora que creía imposible subir a estrado, a menos que no tuviera el respaldo del partido político de turno.

En el ejercicio de fiscalizadores encontramos 100 egresados de la Escuela Nacional del Ministerio Público, con edades entre 26 y 30 años. 62 son mujeres y 36 hombres.

Esto se debe a que en la primera convocatoria, en 2005, uno de los requisitos era que los candidatos tuvieran entre 23 y 26 años.

De la Escuela Nacional de la Judicatura, que no tiene discriminación de edad para reclutar, egresaron desde 2002 a la fecha 107 jueces de paz, 157 defensores públicos y 26 defensores públicos de niños, niñas y adolescentes dentro del programa de aspirantes a jueces y defensores públicos. El 66 por ciento de los egresados son mujeres y el 34 por ciento hombres.

Sin dudar de la teoría que tienen aprendida, la posible inexperiencia en la práctica entumece el pensamiento de quienes ven a los jóvenes jueces presidiendo un juicio.

Sin embargo, esos temores desaparecen cuando se observa el ágil y adecuado desenvolvimiento que demuestran los titulares en acción.

La experiencia, que por naturaleza se adquiere con los años acumulados en el servicio, si faltare en los recientes fiscales, jueces y defensores públicos, se ve compensada en la vasta formación académica que reciben en las escuelas.

Al conversar con algunos de ellos, se percibe el entusiasmo y el sentido de la responsabilidad que tienen para trabajar.

La jueza Keila Pérez Santana, de 32 años, afirma que a un juez egresado de la Escuela Nacional de la Judicatura le resulta más fácil manejar el sistema de acuerdo a las nuevas corrientes porque tiene los conocimientos más frescos.

“El que no ingresa de la escuela aún está apegado al procedimiento criminal pasado y aunque estudie se encuentra muy contaminado todavía de cómo funcionaba antes”, expresa, al referirse de los beneficios que supone la formación que reciben los nuevos jueces.

Lejos de ser presumidos, la expresión humilde es común en ellos. El juez presidente del Primer Tribunal Colegiado del Distrito, Antonio Sánchez Mejía, apunta que estudió Derecho motivado por el ejemplo de su padre, Francisco José Sánchez, quien fue juez de instrucción del Distrito Nacional y abogado con 30 años de ejercicio.

“Lo interesante de este proceso es que jóvenes están interesados a ingresar en el Poder Judicial y eso garantiza la institucionalidad del Poder Judicial y la continuidad de lo que se ha venido haciendo desde que esta Suprema Corte de Justicia fue designada en 1997”, afirma.

De su lado, el director de la Escuela Nacional del Ministerio Público, Ramón Núñez, señala que la juventud aporta energía, esperanza y “un poco de rebeldía que siempre es bueno que la tengan porque no me parece del todo conveniente que sean indiferentes o que se acomoden a que las cosas sean siempre igual”.

El director de la Escuela Nacional de la Judicatura, Luis Henry Molina, considera que los egresados del programa de formación de jueces han permitido que el Poder Judicial innove en sus prácticas y sea más dinámico de lo que era antes.

Señala que además ha permitido una mayor profesionalización, porque un juez requiere de un profesional que sea creíble, confiable para el ciudadano, y antes los jueces no tenían la oportunidad de ir a una escuela.

“Esta oportunidad que tienen los muchachos de crecer en una escuela es lo que ha hecho posible una escuela donde la gente quiere entrar, que prestigia y al mismo tiempo un espacio donde pueden venir a reflexionar y aportar al sistema judicial”, opina.

Capacitación. Antes de ser juez de paz, el primer escalafón de la carrera judicial, el postulante debe ser graduado en Derecho y aprobar una prueba psicométrica que realiza la Secretaría de Estado de Administración Pública en coordinación con la Dirección General de Carrera Judicial.

A los pocos que logran aprobar –de 500, probablemente unos 10 ó 20- les corresponde tomar exámenes escritos y orales sobre diversos temas escogidos al azar. Sólo hay tres oportunidades para ser evaluado.

Cuando la Dirección General de Carrera Judicial hace la selección, los aspirantes son admitidos en la Escuela Nacional de la Judicatura, donde el proceso de formación de juez dura dos años y para defensor público, un año.

Esa institución imparte un programa que combina estudios presenciales en las aulas y los tribunales.

“Algo fundamental es que nadie que está aquí le debe su puesto a nadie. La escuela tiene un sistema muy rígido, muy exigente personalmente, cuando sale tiene una satisfacción de que lo pudo lograr, y eso es muy motivador”, sostiene Henry Molina.

En cuanto a la formación de los fiscales, el programa de la Escuela Nacional del Ministerio Público dura nueve meses.

Una labor para personas honestas

El director de la Escuela Nacional de la Judicatura, Henry Molina, explica que cuando los noveles jueces entraron al Poder Judicial, mucha gente entendió lo que estaba pasando y la gran mayoría los recibió muy bien, pero hubo quienes no los recibieron con el mismo agrado.

“Muchos aspirantes no entendían en principio este rechazo y fueron siendo mucho más humildes. No es que sea un tema de prepotencia pero cuando tú tienes el conocimiento, mucha gente entiende que eres prepotente, pero es simplemente que cuando hablas lo haces con fundamento y empiezas a decir lo que tú crees y gente que tiene muchos años en esto empieza a sentirse interpelada”, sostuvo.

Algo que se podría cuestionar es si la juventud de estos profesionales no corresponde con la responsabilidad que se necesita para ser juez.

El director general de la Carrera Judicial sostiene que se puede ser responsable a cualquier edad.

“La podemos ver en un niño de ocho años, que cuando llega de la escuela se pone a cumplir con sus tareas. Los grados aumentan a medida que se crece. La responsabilidad de un juez es muy seria porque decide sobre la vida o patrimonio de una persona”, opina Pablo Garrido.

Algunos protagonistas del sistema judicial



Vladimir M. Rosario
24 años

Es el juez más joven. Se desempeña como juez de paz en Monte Plata y es juez miembro del Tribunal Colegiado. Se graduó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el 2005 y en la Escuela Nacional de la Judicatura, el año pasado. Estudia una maestría en la UASD para especializarse en área procesal penal con el propósito de dar clases en la universidad. “A la larga, la edad no tiene gran diferencia ante un abogado de mucha experiencia. Con relación a las leyes relativamente nuevas se da el fenómeno que los abogados más jóvenes dominan mejor la normativa que otros con experiencia”.


Keila Pérez Santana
32 años

Tiene 12 años trabajando en el ámbito de la justicia. Empezó en la Corte Penal cuando aún era estudiante. Después de agotar un periodo como jueza de paz, en diciembre de 2005 es designada jueza de instrucción de atención permanente en el Distrito Nacional. Conoce medidas de coerción y es la encargada de emitir las actas de arresto y allanamiento. “Trato de ser objetiva, responsable y honesta. Tomo en cuenta lo que manda la ley. Cuando uno está en estrado tiene que apartarse de cualquier sentimiento que pudiera existir hacia el abogado, fiscal o el acusado”.

Gisselle Méndez
34 años

Actualmente es juez sustituta del presidente del Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional. Ingresó al Poder Judicial como oficinista antes de graduarse en Derecho en el 2000, a los 25 años. Fue la juez más joven que participó en el juicio del Banco Intercontinental (31 años) y juez miembro en el juicio Bancrédito. “En cuanto al caso Baninter, fue un reto. Nuestra juventud no fue una retranca, sino una carta a nuestro favor porque teníamos el ánimo para estudiar e investigar para dar lo mejor posible. Siempre primó el respeto independientemente de la edad”.

Antonio Otilio Sánchez Mejía
37 años

En 1994, a los 23 años se licenció en Derecho. Tres años después ingresó como abogado ayudante del presidente de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Distrito. En el 2000, fue abogado ayudante de la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia. En el 2002 se gradúa en la primera promoción de la Escuela Nacional de la Judicatura y fue juez de paz en Villa Mella. Llega al Primer Tribunal Colegiado del Distrito como sustituto del presidente en octubre de 2005 y en febrero de 2007 asume la presidencia. Tuvo a su cargo los juicios Bancrédito, Banco Intercontinental y Mercantil.

Wendy Lora Pérez
27 años

Es egresada de la Escuela Nacional del Ministerio Público, a la que entró por concurso en 2005, cuando tenía 23 años. Labora como fiscal adjunto del Distrito, coordinadora del Departamento de Delitos Sexuales. Antes estuvo designada al Departamento de Control de Drogas. “Algunos nos recibieron con un poquito de reticencia porque quizás no entendían de qué se trataba pero después de que vieron nuestra forma de trabajo, todo cambió. El hecho de ser jóvenes nos obliga a estudiar más y a prepararnos mejor, es mucho lo que podemos aportar al país”.

Manuel Acosta Castillo
27 años

Entró por concurso a la Escuela Nacional del Ministerio Público en el 2005. Fue designado en el juzgado de Paz de Boca Chica. En septiembre del año pasado laboró en el Tribunal de Tránsito del Distrito y después en el Tribunal de Asuntos Municipales de San Carlos. Actualmente, es fiscal adjunto, en el Departamento de Tráfico y Consumo de Drogas en el Distrito Nacional. “Uno aprende que tiene mucho que dar a los demás. Hay que estar preparado mentalmente para saber que vamos a trabajar con los conflictos más feos referente a drogas, homicidios y violaciones”.

El Mallete. Ha sido símbolo de autoridad suprema desde la antiguedad. es el mao que usan los jueces para imponer el orden que debe imperar en el tribunal cuando sea necesario.

De mis publicaciones en El Caribe

sábado, 18 de julio de 2009

Varios continentes en media isla

Fraternidad. Nacionalidades de todos los continentes han fijado su residencia en República Dominicana. Encontramos árabes, chinos, españoles, estadounidenses, colombianos, venezolanos, ecuatorianos, haitianos y cubanos, por citar algunos. Ellos aprenden de la cultura del país que los acoge pero respetan y mantienen sus originales costumbres y tradiciones.


Foto: Carlos Mejía

La situación política de sus países les motivaron a emigrar. Y el barco los trajo a la República Dominicana. Otros, se apartan de su familia en busca de mejoría económica.

Hay historias que parecen sacadas de la ficción. Las narran quienes un día, planeando sus vacaciones de verano, compraron un billete atraídos por la promoción de un hotel enclavado en una playa paradisíaca, y se quedaron para siempre.

Esa historia se la sabe el italiano Massimo Borghetti, productor y conductor del programa de televisión Él Ático. Se entusiasma cuando cuenta que la hospitalidad y la forma de ser del dominicano fueron razones para decidir quedarse en el país, hace casi treinta años. Aunque en su tierra –codiciada por muchos- llevaba una vida holgada.

“La actitud de la gente, que aunque no tiene nada está sonriendo, que las mujeres se visten temprano en la mañana como que van al teatro para ir a trabajar, me encantó”, dijo.

Miles de extranjeros en esta media isla, que se sienten tan dominicanos como el que más, han hecho aportes invaluables al desarrollo económico, político y social de este país.

La Secretaría de Interior y Policía, durante el periodo 2004 al 2009 ha otorgado 2,653 naturalizaciones. De esa cifra, Cuba encabezan la lista con 708. Le siguen China con 483 naturalizaciones en los últimos cinco años, Estados Unidos con 463, Venezuela con 205, Colombia 91, Puerto Rico con 87, España con 79, Francia, 50, Italia con 49, Perú con 41, Rusia con 37 y Suiza con 33, entre otros.

De países del Medio Oriente como Líbano, Palestina, Siria, Egipto, el país cuenta con prominentes abogados, generales, artistas, médicos, políticos e incluso uno de sus descendientes llegó a ser presidente de la República (Jacobo Majluta).

“Los Tactuk fueron los primeros en poblar Constanza y Jarabacoa”, dice el presidente del Club Libanés-Sirio-Palestino, William Jana.

Los sirios, palestinos, libaneses llegaron sin profesión ni dinero y sin conocimiento del castellano. Sus ganas de progreso les motivaron a congregarse en La Atarazana, en Santo Domingo, donde establecieron diversos negocios, que se extendieron a las avenidas Mella y Duarte.

“A diferencia de otros extranjeros, el que viene del medio oriente se preocupa mucho por educar a sus hijos, proporcionarles una excelente formación”, dice Jana.

Actualmente llegan menos, unos cien al año. Las relaciones entre ambas partes son bastante buenas.

De otras tierras lejanas, es frecuente encontrar en las calles chinos, taiwaneses, japoneses y coreanos.

A partir de las década de 1990, con la mejoría económica del país, inició una nueva migración china que llega por lazos parentales, que son los que se dedican a los negocios de pica pollos, informa la presidenta de la Fundación Flor para Todos, Rosa Ng Báez. “Otras actividades son colmados, restaurantes y lavanderías que fueron evolucionando como los actuales de supermercados chinos, joyerías, centros de uñas, cabañas o moteles, importadoras y panaderías”, apunta.

Esta comunidad se reúne en el Centro de la Colonia China, Logia Masónica Chi Kung Tong, Asociación de Familias Joa, Fundación Chasitong, a la Asociación Chi Tack Tong, a la Fundación Flor para Todos, que agrupa descendientes de chinos y dominicanos. Asimismo, auspicia el Instituto de la Cultura China, que imparte clases de Mandarín.

Los chinos celebran varias fiestas durante el año lunar que rige su calendario.

De igual forma, los taiwaneses han creado cientos de empleos con el establecimiento de zonas francas, fábricas de plásticos y de piezas de vehículos. Se reconocen en la producción de orquídeas, revelado de fotos, agencias de viaje y restaurantes.

Mientras que los japoneses, suman 700. Las relaciones bilaterales entre la República Dominicana y el Japón se establecieron en 1934. Se interrumpieron por la Segunda Guerra Mundial en 1941, siendo reanudadas en 1952.

De más cerca vienen los cubanos. Actualmente, rondan los diez mil, según el presidente de la Asociación Cultural Máximo Gómez de cubanos residentes en República Dominicana, Husmell Díaz. Se desempeñan como maestros, artistas en diversas áreas, escritores, periodistas, médicos, comerciantes y empresarios en distintas facetas, sobre todo en los negocios de comida.

Los ecuatorianos conforman un próspero grupo que va en aumento. Hasta ahora se registran unos 500. Sólo la mitad reside en la capital, según el consulado de ese país en Santo Domingo.

El cónsul Eduardo Durán Cousin informa que una parte es empleado privado y otra cantidad ha establecido su propio negocio. Unos 150 ecuatorianos pertenecen a la comunidad indígena Otavalo, que son los comerciantes de artesanía que vemos principalmente en las zonas turísticas.

España

Según el consulado de España, hay 13, 500 españoles en el país. Las relaciones entre República Dominica y España son históricas. En la década de 1960 se registra una notoria migración de españoles, producto de la complicada situación política y económica en que se encontraba ese país. La mayor parte de los emigrantes que llegaron eran asturianos acompañados de familiares cercanos. Establecieron tiendas por departamentos y otros negocios que aun existen, principalmente en la calle El Conde y las avenidas Duarte y Mella de la capital.

Líbano

El presidente del Club Libanés, Sirio, Palestino, el reconocido médico William Jana, estima que en el país hay unas 100 familias palestinas, casi 300 libanesas y unas 30 sirias. Explica que a finales de 1890 llegó la familia Haché. Pero después de la primera guerra mundial (1917) fue cuando empezó la emigración a América de los ciudadanos del medio oriente. Se dedicaron al comercio mayorista y detallista.

En el club se realizan actividades culturales y un cura maronita oficia misas en arameo y español.

China

La presidenta de la Fundación Flor para Todos, gestora del Barrio Chino en Santo Domingo, afirma que en el país viven unos 30 mil chinos cuyos descendientes probablemente dupliquen esa cifra. Investigaciones del historiador domínico-chino José Chez Checo revelan que el primero de ellos llegó a esta isla en 1862.

Los chinos vinieron al país en pequeños grupos especialmente entre los años de 1920 y 1940.

La celebración del Año Nuevo Chino o fiesta de la primavera es la fiesta más importante que esa comunidad celebra.

Taiwán

La población taiwanesa ronda los 700 habitantes, según el presidente de la Cámara de Comercio de Taiwán en República Dominicana, Chan Chun Ping. Ese organismo, con 20 años de fundado en el país, tiene 100 empresas inscritas.

Es un punto de reunión de taiwaneses para compartir bailes tradicionales, la celebración del año nuevo en el calendario lunar, la fiesta del dragón y la fiesta de lunar. En esta institución funciona una escuela que imparte mandarín, como forma de fomentar un acercamiento entre ambas culturas.

Haití

Una cantidad difícil de cuantificar es la haitiana. El interés de la mayor parte de los que cruzan la frontera es trabajar para mejorar sus condiciones de vida. Están integrados a labores agrícolas, de construcción y en el comercio. Además, una importante población fija residencia en este país para estudiar en las universidades. Se estima que esos ascienden a doce mil.

El consejero de Cultura de la embajada, Reginald Víctor-Louis, explica que entre las actividades que organizan está la Semana cultural Domínico-haitiana que este año se realiza del 3 al 8 de agosto.

Publicado en El Caribe

martes, 14 de julio de 2009

Inánime




Inerte quedaron mis manos
vacías de ti.
No tocan, no sienten
No acogen ni animan.
Quedaron firmes
con las palmas hacia arriba
como esperando tu presencia
como implorando piedad
para que regreses.

sábado, 11 de julio de 2009

La venta de agua se contamina

Polémica. La situación irregular en que opera una gran parte de las plantas que purifican agua es tan antigua como el establecimiento de ese negocio en el país, que data de la década de 1960. Adeagua considera que las medidas tomadas por Salud Pública para normar el sector no han sido lo suficientemente rigurosas.


Una de las plantas clausuradas en Hato Nuevo de Manoguayabo, Santo Domingo Oeste.
Foto: Nehemías Alvino

La multiplicación de plantas embotelladoras de agua para el consumo humano se escapa de las manos de las autoridades. En el mercado existen cientos de esos negocios ilegalmente que dificultan la supervisión eficiente de la Secretaría de Salud Pública y Asistencia Social (Sespas).

En septiembre de 1966 se estableció en el país la primera empresa, Agua Niágara. Le sucedieron Cristal, Polar, Glaciar, Pureza, Sana, Orbis y otras, según el presidente de la Asociación de Embotelladores de Agua Purificada (Adeagua), David Toribio.

Registros de prensa revelan que desde 1988 se ha denunciado el mal funcionamiento de algunas plantas y en los años siguientes se especificaron varios cierres. En 1991, La Dirección General de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor) registraba 17 plantas a las que evaluó y resultó que el agua que procesaban algunas tenían bacterias, acrobin o pseudomonas, un parásito peligroso para la salud de los seres humanos.

En 1994, operaban 56 empresas, de las que tres fueron cerradas, en Higüey, Moca y Azua. En 1996, Digenor había advertido que un centenar de distribuidoras tenían problemas.

La Norma Dominicana 64 y la Ley de Salud 42-01, están entre los reglamentos que rigen el sector. El presidente de Adeagua advierte a las autoridades que los apliquen con rigurosidad para el otorgar los permisos por considerar que de esa forma difícilmente una empresa opere en condiciones inapropiadas. Además, David Toribio plantea que se suspenda la entrega de registros sanitarios a nuevas empresas hasta que se ordene el sector.

“Las autoridades han sido complacientes, por omisión y por no mantener una supervisión y una rigurosidad en la aprobación de instalación de empresas”, apuntó.

Desde el reciente abril la Sespas intensificó los trabajos en las 481 plantas que operan en el país, de las que más de 200 funciona ilegalmente, indica Toribio.

El subdirector general de Salud Ambiental, Luis Morilla, informó que se han clausurado 55 plantas y 107 están en observación. Se han evaluado 270, de esas un centenar no tiene laboratorio, requisito indispensable para conocer las condiciones del agua que va al mercado.

Muchos negocios que fueron cerrados continuaron sus ventas alegando que su producto está óptimo y que lo que le falta son permisos industriales y sanitarios.

Es el caso de Agua Bendita, en Las Palmas de Herrera. Su propietario, Roberto Ledesma, asegura que su producto no está contaminado pero que fue cerrado por faltarle unos “papeles”.

“Publicar una lista sin señalar el por qué del cierre nos afecta a los que nos falta sólo regular papeles. La gente me ha llamado preguntando que si nos cerraron por mala calidad del agua y no es así. Creo que esos operativos responden a presiones de las grandes empresas de agua que no quieren que los pequeños suban”, opinó.

El director general de Digenor, Julio Santana, dijo que sólo 38 empresas están inscritas en esa institución. Reconoció que hay un crecimiento desordenado del sector.

Las autoridades no contemplan el sometimiento a la justicia de los propietarios de plantas ilegales, sino el desmantelamiento en los casos más extremos, como ha sucedido con Agua 1A y Delicias, en la capital. Un aspecto innegociable, según Santana, es la prohibición de la venta de agua a granel para consumo humano.

Un negocio que mueve millones

Un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas reveló en el 2007 que el 51 por ciento de la población consume botellones de agua.

El presidente de Adeagua, David Toribio, estima que al año las empresas embotelladoras producen 600 millones de galones de agua purificada, probablemente el 85 por ciento se queda en el mercado doméstico (la familia) y el resto se distribuye en botellas y fundas plásticas pequeñas, galones y otras presentaciones.

“Se estima un movimiento comercial de unos tres mil millones de pesos al año. Este sector genera nueve mil empleos directos y más de 100 mil indirectos. Mantiene un crecimiento al año importante. A finales de los 90 se registraba un crecimiento de un 12 por ciento al año pero ya con la proliferación que hay y la cantidad de negocios clandestinos es difícil una estimación”.

La salud está en juego

La segunda causa por lo que la gente se enferma en el país son las denominas Edas (Enfermedades Diarreicas Agudas). Una de las razones primeras por las que ocurren es por el consumo de agua contaminada o no tratadas adecuadamente. Se calcula que vinculada al consumo de agua no apta se producen más de 90 enfermedades, informa el director general de Salud Ambiental de la Sespas, Luis Emilio Féliz Roa. Entre esas enfermedades están salmonela, amebiasis, cólera, gastroenteritis, Hepatitis A y B, Fiebre Tifoidea.

La mayoría se pueden prevenir con la mejora del saneamiento público, la provisión de agua limpia y medidas de higiene básicas.

Publicado en El Caribe