jueves, 17 de febrero de 2011

RD tiene quien camine por ella

Me topé con ellos por casualidad. Yo estaba en la Basílica de Higüey cubriendo las incidencias previo a la celebración del Día de la virgen Nuestra Señora de La Altagracia.
Daba las fotos por perdidas pero ahora que las encuentro, me alegro mucho de compartirlas con ustedes.
Fue el reciente 19 de enero. Veo a ese par de jóvenes, mochila en hombros, con la barba de varios días y con tanto entusiasmo, llegar al templo, seguidos de estudiantes de bachillerato y primaria y de un paquete de gente de Higüey, que no sé identificar bien quienes eran. También les acompañaban unos ciclistas y motociclistas.
A quien reconocí primero fue a Claudio Caamaño Grullón, porque con él ya había compartido en otras actividades en mi amado Baní. Imagínense, cómo no conocer a don Claudio, guerrillero de la Revolución de abril de 1965, y ahora presidente de la Fundación Caamaño.
Le dije al fotógrafo que me acompañaba: “Corre, Danny, tómales fotos, no sé de que se trata pero seguro es importante”.
No me equivoqué. Después reconocí que uno de los “barbudos” era el hijo de Claudio, Claudio Antonio Caamaño hijo, de 24 años. Junto a él Charlie Soto, de 28 años.
Preguntando me enteré que estos jóvenes andaban recorriendo el país para llevar el mensaje de que es necesario que rescatemos nuestros valores morales y sociales. Su misión la denominaron “Un paso por mi país”.
Qué orgullosa me sentí de ellos. ¡Qué valientes me parecieron!
Y lo mejor: lograron su propósito. Recorrieron  1,224 kilómetros en 47 días por 27 provincias de la República Dominicana.
El miércoles 26 de enero acudieron al Altar de la Patria para honrar la memoria del patricio Juan Pablo Duarte en el día de su natalicio.
La travesía de este par de jóvenes valientes concluyó al otro día en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde se celebró un acto de recibimiento.
Charlie y Claudio Antonio salieron el 11 de diciembre a dar sus pasos. Han declarado que esta iniciativa nació fruto de la impotencia que sienten ante los problemas por los que atraviesa el país, y demostrar a la sociedad que cada quien puede hacer algo por su nación.
¡Qué gesto tan bonito, qué gesto tan patriótico! Nos devuelve la fe en nuestra juventud y en nuestro país. La verdad es que los admiro, los felicito.
Al momento de la foto en Higüey alguien gritó, “Que no se quede el perro”. Pues se trataba de un canino que se integró a la caminata de los jóvenes en San Francisco de Macorís y con ellos se quedó hasta el final.
Quiero con esta entrada ser una voz más que de a conocer esta acción, porque creo que nos debe servir de ejemplo y de inspiración.
Cada vez que se les entrevista sobre sus experiencias durante el recorrido, los chicos siempre agradecen el apoyo que recibieron en los pueblos que visitaron. La acogida y hospitalidad del dominicano es maravillosa, y más aún si se trata de una causa tan noble como "Un paso por mi país". Sin duda, que su paso por cada pueblo dejó un mensaje amor por nuestro país y de la urgencia porque luchemos por hacer de esta media isla un lugar mejor para vivir.
Con este ejemplo, estos jóvenes no se imaginan lo trascendental que han sido sus pasos en la memoria de los que hemos conocido de su hazaña. Ellos han dicho que las vida les ha cambiado totalmente después de su iniciativa, a mí me han renovado las esperanzas. ¡Gracias, chicos!

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