“Estoy Confundido”, me dijo en un mensaje de texto.
Qué desgracia ésta, pensé. Me quedé con una cara de: ¿Y entonces? ¿Qué se supone que hago yo ahora?
Ni idea.
En unos segundos, me cambió la vida.
Mil sensaciones: frío, calor, cosquillas, temblores, latidos, mareos, tristeza, inercia… Uff!
Está confundido. me repetía yo una y otra vez.
Mil preguntas: ¿Pero, qué pasó? ¿Y yo qué hice? ¿Será que leyó a Fugaz y a Recuerdos? Si es así que lo diga, todo tiene una explicación. ¿A dónde fue a parar tanto amor? ¿Qué le dio a este hombre? ¿Confundido? ¿Qué significa eso? Y me repetía la pregunta favorita del momento: ¿Qué se supone que hago yo ahora?
Reacciono.
Le respondí con otro mensaje: Pero por qué…
No dijo nada.
Me engancho mi cartera. Salgo a caminar. Camino, camino, camino… a veces rápido, a veces despacio. La casa se va quedando atrás.
Camino, camino, camino… Hace tanto calor a las cinco de la tarde. El sudor corre en mi espalda. Me gustan los domingos porque las calles están despejadas.
Camino, camino, camino… “Creo que ya lo dañé”, me digo. Las lágrimas empezaron a correr. ¿Cómo fue que lo eché a perder? No tengo respuestas. ¿Fui yo que lo eché a perder? ¡Mierda! Qué poco dura la felicidad en casa de pobre.
Camino, camino, camino… Avanzo. Una farmacia, una heladería, un supermercado, una gran tienda por departamentos, un restaurante de comida rápida. Voy por la acera que tiene sombra. Sopla una brisita. Es una tarde bonita. Pudo haber sido perfecta, sino fuera por ese... mensaje.
Camino, camino, camino... a veces rápido, a veces despacio.¡Qué rabia tengo! Y este teléfono que no vuelve a sonar... grrrr#$%&/
¿A dónde voy? Mejor entro a la gran plaza. Aqui está fresquito. Recorro los pasillos.
Camino, camino, camino… Las lágrimas se calman: 50% de descuento por cambio de temporada. Oportuna coincidencia. Saco mi pañuelo y me sueno la nariz. Hermosas zapatillas de plataforma de RD$1,120 a RD$650 Son mi número, qué atinado 37. ¡Me las llevo!
Zapatos cerrados con taco alto de RD$1500 a RD$750. Son mías, indudable.
Benditas tarjetas de crédito.
Siento que mi presión arterial se estabiliza.
Camino, camino, camino… Creo que me llevaré un par de camisas, las “necesito” para trabajar: RD$525 cada una. ¡Qué bonita blusa! No es mi size pero a manita sí le puede servir: RD$450…
Felicidad.
Suena el teléfono.
Qué bien, otro mensaje: “Ya se me pasará”.
Hey! Espera, nenito, que ahora quien está confundida... ¡soy yo!
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