domingo, 3 de octubre de 2010

Desamparados por la psiquis y los humanos

Osvaldo vaga a diario por las calles de Villa Francisca con la mirada perdida y la ropa raída y sucia. Su maltrecha figura maloliente confirma que alguna enfermedad mental lo atormenta, como al 15% de la población dominicana, según estimaciones de psiquiatras.

En la avenida Duarte, esquina  París, nadie conoce su origen ni se atreve a asegurar que ese sea su nombre correcto. Sin embargo, a todos los comerciantes de esa zona les resulta familiar ese hombre, que por poco pasa los 40 años.

Nadie tampoco sabe dónde viven los familiares de Osvaldo, a quien también llaman “La Brega”. Siempre lleva los pantalones manchados de grasa porque se mete en los talleres de mecánica, quizás ese era su oficio antes de perder la memoria.

El toldo de una tienda es el cobijo de su sueño por las noches junto a otros malvivientes que, aunque cuerdos, su condición de indigente los confunde. La Brega se alimenta de lo que encuentra en los zafacones, o de la comida que le brinda algún conocido.

La psiquiatra Rafaelina Roa explica que la mayoría de los que padecen enfermedades mentales son jóvenes de más de 18 años, y que la cifra ha aumentado en los últimos años, al mismo ritmo en que esa franja social incurre en el abuso de drogas.


Cada barrio tiene un “loco suelto”. Los vecinos de Villas Agrícolas cuentan la historia de Angelita, una joven mujer que anda semidesnuda y que supuestamente perdió la razón después de una golpiza que le propinó su marido.

Muchos prefieren desviar el camino para evitar toparse con Angelita por el temor a ser agredidos, cuando la realidad es que ella es la víctima de un país que desconoce sus derechos a una vida digna y a un trato con humanidad, como lo establece la Ley 12-06 (sobre salud mental).

El abandono de los familiares es una de las causas por las que La Brega o Angelita terminaron en las calles expuestos a todo tipo de abusos y violaciones.

La etiqueta de “loco” y de persona inútil que le impone la sociedad hacen que se vea como válido que sean irrespetados y que sus allegados renieguen cualquier vínculo con ellos por considerarlos una carga difícil de llevar.

“Cuando el paciente ha tenido tres o más recaídas la familia se cansa y opta por abandonarlo. Sin nadie que vele por ellos es más difícil el proceso de recuperación”, explica Roa, directora del centro de rehabilitación para pacientes psiquiátricos (hospital de día), que funciona en el Francisco Moscoso Puello desde el 2007.

Roa asegura que falta presupuesto para desarrollar más programas de salud mental y centros de atención. La diferencia de ese centro con el hospital psiquiátrico Padre Billini, el único del país en esa especialidad, es que no interna ni interviene pacientes en crisis, sino que ofrece seguimiento después de la crisis hasta lograr su reinserción como persona útil a la sociedad.

El psiquiatra Luis Rafael Serret, ex presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, asegura que, incluso sin dinero, se puede hacer mucho. “Hay que educar a la población para que entienda que son seres humanos”.

Esfuerzos de sector público

El titular de la Dirección General de Salud Mental, José Mieses Michel, explica que la mayoría de esos pacientes sufren esquizofrenia y trastornos bipolares (trastorno de la personalidad), que si no son medicados, producen alguna discapacidad.

“Si no se trata con medicamentos, la esquizofrenia afecta el intelecto, la capacidad de atención, e impide al paciente planificar su vida”.

Apunta que implementan el programa “Urgencia psiquiátrica de la calle”, con el que se interviene a un paciente previa denuncia de vecinos o instituciones, así como otro programa de prevención, con el que dan asistencia a los pacientes en riesgo de caer en una enfermedad mental.

Además, existe una mesa de trabajo en la que participa la Policía Turística y el Ayuntamiento para buscar una solución al problema de los enfermos mentales que deambulan en las calles. Mieses asegura que trabajan para que todos los hospitales cuenten con unidades de salud mental.

Abandono en hospital

Luis Serret explica que en el hospital psiquiátrico Padre Billini, donde fungió como director, los pacientes son abandonados por los familiares porque creen que nunca lograrán rehabilitarse.
Ese centro urge una completa remodelación, no da abasto con la demanda.

No hay comentarios: