miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cuba, un tema que no se acaba


Dos semanas después de mi regreso de Cuba, mi experiencia de ese viaje sigue siendo hoy el centro de mis conversaciones en el reencuentro con mis amigos cotidianos. Llama mi atención el interés y la curiosidad que despierta esa isla en la gente que no la ha visitado. También, me he podido percatar de la errada idea que tienen algunos sobre la vida en Cuba. Algunas muy parecidas a las que yo tenía antes de partir.
Entre Cuba y yo no todo fue color de rosas. Debo confesar que al principio no me sentí muy a gusto. Desde que te subes al avión percibes que vas a un lugar súper distinto. Al bajar, en vez de despejarse, la percepción acrecienta. Cuando iba por la carretera desde el aeropuerto hasta la residencia donde me hospedaría, llevaba los ojos abiertos de par en par mirando todo el paisaje por la ventanilla del minibús. Estaba sorprendida con los letreros que vitoreaban y defendían la revolución: ¡Lucharemos siempre!, ¡Patria o muerte!, ¡Que viva la revolución!.
“Ay Dios mío, a dónde he llegado. Aquí la lucha de la revolución no ha terminado, ¿será que esta gente vive en guerra?”, pensé.


Además, que llegaba con mi cabeza llena de un montón de opiniones diversas de gente que tenía su propio concepto de Cuba: “Cuidate por ahí, que ese pais es muy peligroso”, “lleva comida enlatada, que pasarás hambre”, “qué paradoja, vas a estudiar periodismo en un país donde la libertad de expresión no existe”, entre otros comentarios más cargados de discriminación que otra cosa.
Más que entusiasmada, llegué a Cuba a la defensiva.
Creo que mi tupida mentalidad capitalista no me dejó entender a la primera impresión el sistema de vida de la isla más grande de las antillas. Pero pronto me enredó la alegría del cubano. Sucumbí a su optimismo, su orgullo patrio, su orgullo cubano. Terminé por admirarlos y amarlos. Disfruté en grande mi estadía.
Lo mejor que se puede deducir que ha dejado la revolución en sus ciudadanos es el sentimiento de solidaridad para con ellos y los demás. Es ponderable esa intención de compartir, de ayudar y dar (aunque sea muy poco lo que se tiene) que demuestran. Eso lo ví yo, nadie me lo contó, y lo dicen ellos a boca llena.
También, está ese afán por procurar la dignidad del hombre. En las calles no ví a ningún niño pidiendo limosnas, ni gente vendiendo en los semáforos, ni basura en la calle, ni ancianos deambulando sin rumbo.
Según me contaron, la educación está asegurada desde el primer día de la escuela básica hasta el último día de la universidad. Y la salud es un derecho garantizado.
Me sentí segura andando sus calles a todas horas. Nada mejor que la seguridad ciudadana.


Es increíble la inventiva del cubano y todo lo que puede crear con pocos recursos.
Por lo menos La Habana, que fue donde estuve por veinte días, es un oasis de cultura. Ni bien se desmontaba una feria del libro universitario y ya se inauguraba otra feria del libro nacional. Si no era un festival de teatro, era un festival de cine en cartelera.
Es cierto que no solo de conocimientos se nutre el cuerpo humano. Faltan muchas cosas en Cuba, eso es indiscutible. Los supermercados, por ejemplo, lugares que tienen otros alimentos indispensables para sobrevivir, están muy limitados. No ofrecen para escoger. Y eso es una señal de que algo anda mal. Pero el sistema no es tan catastrófico o terrorífico como me lo advirtieron afuera.
América Latina tiene países que presentan cuadros de pobreza peores que los que pudiéramos ver en Cuba. Y ni decir de mi país. Por tanto no soy quien para hablar mal de un país ajeno cuando el mío no es perfecto.
De Cuba me llevo una experiencia muy grata y guardo la esperanza de que se levante pronto el famoso bloqueo para que ese país comparta con el mundo todo su potencial.

3 comentarios:

Sheila dijo...

Felivia, cuánto me ha gustado tu post! Qué bueno que pudiste sentir en tu piel a la verdadera Cuba, y asi despejar todas tus dudas.

Es de reconocer las limitaciones económicas que tiene el pueblo cubano, pero yo daría lo que fuera porque los dominicanos tuviéramos esas limitaciones, a cambio de salud, educación y cultura seguras.

Abrazos.

Esther Campusano dijo...

Espero algún día también ir y vivir esa experiencia. Tenemos tantas ideas erradas de Cuba. Qué bueno que descubriste su realidad.

wilfredotejeda dijo...

Esa es la Cuba que mucha gente desconoce con muchas mas virtudes que fallas, los que opinan sin conociento sobre ese hermoso e interezante pais deberian darse la oportunidad de visitarla, me alegra tu opinion sobre Cuba, y para estar a tono....

Patria o muerte VENCEREMOS!!!

ABRAZOS PARA TI