El administrador del monumento recibe de inmediato a los visitantes y explica las medidas de precaución que se deben tomar antes del paseo, para darles un adelanto de las emociones que están por vivir: “Es preciso ponerse un chaleco salvavidas, casco protector, zapatos de goma y pantalón corto que no sea en tela de jeans”, dice Roberto Gómez.
Con todo el atuendo listo, se inicia el recorrido cruzando un puente flotante sobre el río Bajabonico. A seguidas, el trinar de decenas de aves y el espectáculo que forman los rayos del sol que se cuelan por la frondosidad de los árboles hacen especial el trayecto que lleva al primer charco. Este monumento, con una extensión aproximad de seis kilómetros, es la principal carta de presentación cuando se habla de ecoturismo en Puerto Plata.
Entre saltar, nadar y deslizarse por los toboganes naturales se llega al charco número 27, la máxima expresión de la belleza de este capricho de la naturaleza.
Nadando junto al administrador del monumento, Roberto Gómez.
“El Taira” es uno de los guías turísticos más antiguos, a pesar de su juventud. Como la mayoría de los que guían el paseo, es nativo de la zona y creció bañándose en el río Damajagua. El Taira se mueve en la corriente como “pez en el agua”. Conoce cada rincón de la cueva y la longitud de cada profundidad, sabe dónde se puede avanzar nadando y en qué tramo se puede caminar. Su dirección es primordial para los visitantes, en especial para los que no saben nadar, porque él se encarga de ayudarlos.
Gómez explica que para su administración, en el 2006 se estableció un consejo de co-manejo entre el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Asociación de Guías Salvavidas del Río Damajagua.
Gómez apunta que trabajan en la elaboración de rótulos que identifiquen las más de 300 especias de plantas que hay en el lugar y las especies que conforman la fauna, entre ellas seis aves endémicas (barrancolí, chicuí, cigua palmer, carpintero y paloma coronita).
El río Damajagua es resultado de la confluencia de numerosas cascadas y manantiales que nacen en las cimas de las montañas de los municipios Altamira e Imbert, de Puerto Plata. Los charcos están entre grandes rocas.
Hay una piedra de la que sacamos una especie de barro que sirve como mascarilla para el cutis!! Tratamiento facial gratis al final de la jornada :) Junto a Danny y Miguel.
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