miércoles, 9 de marzo de 2011
De educación sexual no se habla claro
Poco sorprende escuchar que más jóvenes inician su vida sexual a los diez o doce años.
En los hospitales de maternidad las adolescentes embarazadas casi compiten con las mujeres adultas. Por ejemplo, en la maternidad La Altagracia más del treinta por ciento de los nacimientos son de madres adolescentes.
Si miramos las cifras nacionales de personas con Sida, vemos que los adolescentes se llevan una cantidad significativa. Entonces, ¿Estamos llevando una educación sexual eficiente?
Un recorrido por escuelas de básica y media revela que los maestros no cuentan con un programa de educación sexual oficial. Cada una elabora su propia carpeta de acuerdo a las necesidades de sus alumnos. En algunas, cuando se le pregunta de qué se auxilia para orientar a sus alumnos, la maestra desempolva un manual que hace años le facilitó lo que antes se llamaba Secretaría y ahora es Ministerio de Educación.
El título de esa carpeta, “Hablemos…”, invita a una conversación. Al ojear sus páginas encontramos una guía para tratar los temas de la menstruación, la identidad, adolescencia, enfermedades de transmisión sexual y sida. Sin embargo, aunque le menciona al adolescente la importancia de usar un condón, se trata de manera muy superficial, casi inadvertida, ni siquiera le presenta la manera en que debe utilizarlo.
Que se mencionen otros términos, como 'orgasmo', es un sueño. Los tabúes y prejuicios reinan al momento de describir ese concepto, cuando toda mujer y todo hombre tiene derecho a conocer su cuerpo y lo que le produce placer, que no es pecado ni afecta la salud.
La orientadora Nubia Santana del Liceo Unión Panamericana destaca la importancia de una buena educación sexual en una sociedad erótica, donde, según dice, se vende el cuerpo. Critica la escasa comunicación entre hijos y padres, quienes quizás por desconocimiento no informan a sus hijos por miedo a que les motivaría a probar el sexo.
“Hay miedo a decir las cosas como son. Hay padres que se alarman cuando su hijo le comenta sobre esos temas. Los maestros no nos atrevemos a mostrar un condón en el aula pero los padres sí pueden hacerlo”, opinó.
La orientadora del Liceo Minerva Mirabal, Kenia Montero, explica que es importante llevar la información lo más clara posible porque los adolescentes no tienen la madurez ni emocional ni física para enfrentar las consecuencias de la vida sexual.
“Es una situación que nos preocupa porque muchas de las muchachas dejan la escuela, tienen un embarazo de alto riesgo. Muchas provienen de familias pobres y continúan aumentando el círculo de pobreza”, indica.
Para impartir las charlas ocasionales sobre el tema, muchas escuelas se auxilian del apoyo técnico de instituciones como el Despacho de la Primera Dama, el Consejo Presidencial del Sida y el Instituto de la Familia. “En algunos temas hay problemas con la Iglesia Católica porque piensan que se podría desorientar a los jóvenes en vez de educarlos. Es por eso que cuando se trata de hablar directamente de sexo hay un freno”, explica la orientadora del liceo Minerva Mirabal, Kenia Montero.
El diálogo debe empezar en la familia
¿Y los padres, están cumpliendo con su parte? Esto no se trata de una responsabilidad exclusiva de la escuela, que realmente, creo, debe ser un complemento. Nadie mejor que mamá y papá para despejar las dudas de sus hijos. Ellos tienen una importante cuota de responsabilidad en la orientación de sus hijos en estos temas que, en general, no es asumida como es de esperar.
La orientadora Xiomara Calderón López, del Liceo Estados Unidos, considera que la educación sexual debe empezar en la casa, pero que la crisis que acusa a muchos hogares obliga a que la escuela satisfaga las inquietudes de los adolescentes.
Opina que ese tema debería establecerse como asignatura y no como una charla que se imparta ocasionalmente, ya que es muy amplio.
“La mayoría de los jóvenes no reciben una adecuada información. Creo que hay que dirigir el trabajo hacia la familia. Hay muchos padres que son muy permisivos y dan libertades a sus hijos”, expone.
En los hospitales de maternidad las adolescentes embarazadas casi compiten con las mujeres adultas. Por ejemplo, en la maternidad La Altagracia más del treinta por ciento de los nacimientos son de madres adolescentes.
Si miramos las cifras nacionales de personas con Sida, vemos que los adolescentes se llevan una cantidad significativa. Entonces, ¿Estamos llevando una educación sexual eficiente?
Un recorrido por escuelas de básica y media revela que los maestros no cuentan con un programa de educación sexual oficial. Cada una elabora su propia carpeta de acuerdo a las necesidades de sus alumnos. En algunas, cuando se le pregunta de qué se auxilia para orientar a sus alumnos, la maestra desempolva un manual que hace años le facilitó lo que antes se llamaba Secretaría y ahora es Ministerio de Educación.
El título de esa carpeta, “Hablemos…”, invita a una conversación. Al ojear sus páginas encontramos una guía para tratar los temas de la menstruación, la identidad, adolescencia, enfermedades de transmisión sexual y sida. Sin embargo, aunque le menciona al adolescente la importancia de usar un condón, se trata de manera muy superficial, casi inadvertida, ni siquiera le presenta la manera en que debe utilizarlo.
Que se mencionen otros términos, como 'orgasmo', es un sueño. Los tabúes y prejuicios reinan al momento de describir ese concepto, cuando toda mujer y todo hombre tiene derecho a conocer su cuerpo y lo que le produce placer, que no es pecado ni afecta la salud.
La orientadora Nubia Santana del Liceo Unión Panamericana destaca la importancia de una buena educación sexual en una sociedad erótica, donde, según dice, se vende el cuerpo. Critica la escasa comunicación entre hijos y padres, quienes quizás por desconocimiento no informan a sus hijos por miedo a que les motivaría a probar el sexo.
“Hay miedo a decir las cosas como son. Hay padres que se alarman cuando su hijo le comenta sobre esos temas. Los maestros no nos atrevemos a mostrar un condón en el aula pero los padres sí pueden hacerlo”, opinó.
La orientadora del Liceo Minerva Mirabal, Kenia Montero, explica que es importante llevar la información lo más clara posible porque los adolescentes no tienen la madurez ni emocional ni física para enfrentar las consecuencias de la vida sexual.
“Es una situación que nos preocupa porque muchas de las muchachas dejan la escuela, tienen un embarazo de alto riesgo. Muchas provienen de familias pobres y continúan aumentando el círculo de pobreza”, indica.
Para impartir las charlas ocasionales sobre el tema, muchas escuelas se auxilian del apoyo técnico de instituciones como el Despacho de la Primera Dama, el Consejo Presidencial del Sida y el Instituto de la Familia. “En algunos temas hay problemas con la Iglesia Católica porque piensan que se podría desorientar a los jóvenes en vez de educarlos. Es por eso que cuando se trata de hablar directamente de sexo hay un freno”, explica la orientadora del liceo Minerva Mirabal, Kenia Montero.
El diálogo debe empezar en la familia
¿Y los padres, están cumpliendo con su parte? Esto no se trata de una responsabilidad exclusiva de la escuela, que realmente, creo, debe ser un complemento. Nadie mejor que mamá y papá para despejar las dudas de sus hijos. Ellos tienen una importante cuota de responsabilidad en la orientación de sus hijos en estos temas que, en general, no es asumida como es de esperar.
La orientadora Xiomara Calderón López, del Liceo Estados Unidos, considera que la educación sexual debe empezar en la casa, pero que la crisis que acusa a muchos hogares obliga a que la escuela satisfaga las inquietudes de los adolescentes.
Opina que ese tema debería establecerse como asignatura y no como una charla que se imparta ocasionalmente, ya que es muy amplio.
“La mayoría de los jóvenes no reciben una adecuada información. Creo que hay que dirigir el trabajo hacia la familia. Hay muchos padres que son muy permisivos y dan libertades a sus hijos”, expone.
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