lunes, 22 de febrero de 2010

Una facultad que urge ser renovada

Emergencia. Durante las últimas tres décadas la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinaria de la Uasd ha sufrido un progresivo deterioro en todas sus áreas. Las deficiencias están marcadas en la infraestructura, el mobiliario y los equipos de laboratorio.



El polvo cubre gran parte de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinaria. Es una tierra fina que lleva años acumulándose en las orillas de los pasillos, las ventanas y las puertas de los laboratorios en desuso y en los equipos oxidados e inservibles. Se nota el abandono desde la entrada de esta facultad de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Ayer era un día de suerte, pues había agua. Por fin se pudieron descargar los sanitarios, tras una semana de sequía en la que el olor nauseabundo de los baños se extendía a las aulas cercanas.
Los estudiantes señalan que el problema mayor es la larga tanda de apagones que boicotean las clases. “La luz viene al mediodía por dos horas. Después de las seis de la tarde no se puede hacer nada. Tenemos prácticas de laboratorio retrasadas por esa situación”, explica María Frías, alumna de Veterinaria.

La facultad está en Engombe, municipio Santo Domingo Oeste. Además de aulas y oficinas, el terreno de unas 180 tareas aloja el Hospital Veterinario, el establo, la finca experimental, un vivero, laboratorios y una residencia de estudiantes. Este semestre están inscritos 2,100 estudiantes que serán los futuros profesionales  en veterinaria, zootecnia y agronomía, tres pilares importantes del producto interno bruto del país.

En el laboratorio de Control de Alimentos el mobiliario está bastante deteriorado, al igual que muchos de los equipos que fueron donados por la FAO en 1973. “Hay días que recibimos una hora de luz. Es lamentable, porque nuestro servicio es muy demandado por instituciones públicas y privadas y realizamos importantes investigaciones. Trabajar así es muy difícil”, dice Altagracia Castillo, directora de ese departamento.

En un breve recorrido por el hospital se observan filtraciones y falta de equipos. Isa Medina, encargada de esa sección, enumera las deficiencias: “La infraestructura, la energía eléctrica, falta de tecnología y recursos humanos para todas las áreas”.

Medina es una maestra entusiasta. Ni el calor ni la incomodidad amilanan su trabajo. Mientras llegan los recursos para devolverle el esplendor que una vez tuvo este hospital, profesores y estudiantes no desmayan en su afán de avanzar. “Tuvimos el caso de una perra que lista para castración tuvo que esperar dos semanas porque nunca había luz. Es frecuente que empezamos una cirugía alumbrados con el bombillo y terminamos con una vela”, expone el estudiante José Román.

La residencia de Estudiantes, habitada por unos 40 de los que una docena son haitianos, muestra el mismo panorama sombrío. Polvo, basura y deterioro.

Necesitan recursos

El decano de la Facultad, Manuel Calcaño, expuso que se necesitaría invertir unos 800 millones de pesos para remozar la institución. “El rector nos ayuda en lo que puede, siempre está muy dispuesto. Pero es que no hay dinero”, dijo.

El año pasado la Oficina Supervisora de Obras del Estado tomó nota de las necesidades y determinó que la inversión sería de 450 millones de pesos. Todo se quedó en preparar un presupuesto.“Concentramos los pocos recursos en mantener vivos a los 93 animales que tenemos en la finca, para conservar su producción”, indicó Calcaño.

Opiniones

María Frías
Estudiante

“Todos los semestres enfrentamos las mismas dificultades a pesar de que acudimos a las autoridades de la universidad. Recibimos promesas y promesas de que va a mejorar y nada se ha logrado”

Freddy Vélez
Estudiante

“Se torna incómodo trabajar en las condiciones en que se encuentra el hospital, a veces es casi imposible. Sobre todo nos interesa que se mejore el servicio eléctrico y que nos suministren los insumos”

Fotos: Carlos Mejía
 
Publicado en El Caribe

2 comentarios:

Unknown dijo...

ahí di yo el laboratorio de química...q asco de sitio

Felivia dijo...

Ay sí, Mary, ese lugar está hecho un desastre!