miércoles, 17 de marzo de 2010

Tú en mí

Tu vida irrumpe en la mía,
la transforma.
Se hace nueva.
Eres inevitable
porque entras como dueño,
tan fácil y espontáneo.
Sólo queda recibirte
sin protestas ni preguntas.
Te instalas.
Rayas mis prejuicios.
Desvías mis sentidos.
No quieres para mí ataduras,
me ofreces libertad.
Sin embargo, más me encierro,
no quiero salir.
Me asaltan los temores.
Tengo pocas respuestas
para tantas preguntas.
Razones que inquietan,
dudas que deprimen
cuando no estás cerca.
Todo se nubla
hasta que apareces.
Entonces, es perfecto.
Alegría desbordada,
miradas que enamoran,
abrazos que consuelan,
besos que calman.
Sí, tus besos, que dan paz,
que serenan la tempestad
y regalan días soleados.
Que no te vayas, pido.
Ruego que no se acabe
pero todo tiene final.
Inevitable, como tú.

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