domingo, 4 de abril de 2010

Yo pienso, tú piensas... Pensamos

Tú piensas. Yo sufro tus pensamientos.
Bueno... alguien tenía que pensar. Esta vez te ha tocado el trabajo sucio. Que pena, te compadezco. Yo sé lo que se siente, es terrible. Empiezas a traer el pasado al presente. Y el futuro también se cuela en el escenario sin invitación. Que si está bien o si está mal... Que si seguimos o paramos... Que si... El desasosiego es tu compañía. De tu mente no sale ni por un segundo la imagen de esa persona que te llenó de primavera en pleno otoño. Te mueves a la cocina, y su imagen está ahí, brincando en tu casa. Caminas las calles de la ciudad y ves su rostro dibujado en el aire. En el silencio escuchas su risa y sonríes también porque la recuerdas feliz y eso te contagia.
Lo sé. Acuérdate que yo pensé primero y después de ver los resultados catastróficos me hice la que no había pensado nada. Ignoré el mandato. Me inventé una tregua hasta que sanara tu gripe.
No por ti, qué va, compañero!! Fue egoistamente por mi, lo confieso ;) Me di cuenta que no puedo estar sin ti, que privarme de tu voz es como vivir en un mundo de ruidos. Que sin el ánimo que me das no llegaría a cruzar mares. Que sin tus besos viviría en eterna agonía.
Es que no era un decisión feliz para ninguno de los dos. Por eso escogí que no voy a reflexionar más, ya no quiero, no tengo fuerzas. Mi valor eres tú y te has alejado. No me queda más.
Te lo dejo a ti, luego me cuentas. Piensa tú si quieres, como quiera esto no tiene remedio. "Te has metido como neblina entre mis huesos", me dices. No hay calor que me saque de ahí. Te lo aseguro. Es demasiado amor.
Piensa todo lo que quieras, pero no dejes de quererme.

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