martes, 23 de diciembre de 2008
¿En manos de quién está la justicia dominicana?
Tuve la oportunidad de cubrir para el periódico El Caribe varias audiencias en las que se conocía el fraude al Banco Intercontinental (Baninter), y de todas las escenas, con especial viveza retengo en mi memoria a Vivian Lubrano entrar a la sala con sus manos llenas de imágenes de santos y vírgenes.
Por eso, al conocer que pese a ser declarada culpable del fraude millonario que ha desbancado al país, logró el indulto por parte del presidente de la República, prefiero pensar que la fe mueve montañas, que sus oraciones fueron escuchadas. Esas que rezaba con tanto fervor frente al “altar” que montaba apenas hacía suyo el banquillo de los acusados del Primer Tribunal Colegiado, en la Fiscalía del Distrito Nacional.
Esos días de intensos debates, doña Vivian lucía vulnerable. Las angustias que ganó durante el proceso judicial habían agotado en su rostro el semblante altivo y la expresión de mujer dominante que tantas veces amedrentó a quienes estuvieron bajo su dirección en sus años de banquera.
El miedo ya había robado la sonrisa de sus labios. Mucho antes de que se conociera el fallo de los jueces, el tormento de los fantasmas que le recordaban su ración de culpabilidad, le habían apagado la vida.
Esos sufrimientos eran sólo parte de la condena por estar implicada en la malversación de unos 55 mil millones de pesos, cuyas consecuencias aún padece el país. De completar la condena, supuestamente se había encargado el grupo de tres jueces que deliberó el proceso.
Cuando por fin el pueblo cree que celebrará que se haya sancionado a los imputados de tan aberrante hecho, cuando se prepara para extender un abrazo a la Justicia Dominicana, sucede que lo que hay que tener listo es el pañuelo de lágrimas para llorar la burla de un presidente que decide liberar a un ciudadano que ha esclavizado a otros miles a la miseria como consecuencia de sus acciones.
Ni siquiera logró pisar la cárcel la señora Lubrano. Escudada en su estado de terror a verse entre las rejas ha logrado el indulto. Inexplicable.
Y qué decir de los implicados en el caso del Plan Renove que también fueron indultados. Decepcionante.
Entonces uno se pregunta de qué sirvieron tantas exigencias, meses de investigaciones, someter al pueblo a un proceso tan largo, crear tantas expectativas, hacerle creer que la Justicia actúa, cuando realmente se hace lo que a unos cuantos le da la gana.
De qué sirve designar una comisión para que analice y proponga a los reos que relamente merecen el perdón.
¿El Poder Ejecutivo, es también Poder Judicial? ¿No se supone que son independientes?
Que decepción y desesperanza. Se siente una como impotente.
Bueno, sólo me queda decirle a los cuatro implicados restantes que no desesperen. Resistan un poco más. Es por turno. Ya irán saliendo uno a uno. Las damas primero…
Por eso, al conocer que pese a ser declarada culpable del fraude millonario que ha desbancado al país, logró el indulto por parte del presidente de la República, prefiero pensar que la fe mueve montañas, que sus oraciones fueron escuchadas. Esas que rezaba con tanto fervor frente al “altar” que montaba apenas hacía suyo el banquillo de los acusados del Primer Tribunal Colegiado, en la Fiscalía del Distrito Nacional.
Esos días de intensos debates, doña Vivian lucía vulnerable. Las angustias que ganó durante el proceso judicial habían agotado en su rostro el semblante altivo y la expresión de mujer dominante que tantas veces amedrentó a quienes estuvieron bajo su dirección en sus años de banquera.
El miedo ya había robado la sonrisa de sus labios. Mucho antes de que se conociera el fallo de los jueces, el tormento de los fantasmas que le recordaban su ración de culpabilidad, le habían apagado la vida.
Esos sufrimientos eran sólo parte de la condena por estar implicada en la malversación de unos 55 mil millones de pesos, cuyas consecuencias aún padece el país. De completar la condena, supuestamente se había encargado el grupo de tres jueces que deliberó el proceso.
Cuando por fin el pueblo cree que celebrará que se haya sancionado a los imputados de tan aberrante hecho, cuando se prepara para extender un abrazo a la Justicia Dominicana, sucede que lo que hay que tener listo es el pañuelo de lágrimas para llorar la burla de un presidente que decide liberar a un ciudadano que ha esclavizado a otros miles a la miseria como consecuencia de sus acciones.
Ni siquiera logró pisar la cárcel la señora Lubrano. Escudada en su estado de terror a verse entre las rejas ha logrado el indulto. Inexplicable.
Y qué decir de los implicados en el caso del Plan Renove que también fueron indultados. Decepcionante.
Entonces uno se pregunta de qué sirvieron tantas exigencias, meses de investigaciones, someter al pueblo a un proceso tan largo, crear tantas expectativas, hacerle creer que la Justicia actúa, cuando realmente se hace lo que a unos cuantos le da la gana.
De qué sirve designar una comisión para que analice y proponga a los reos que relamente merecen el perdón.
¿El Poder Ejecutivo, es también Poder Judicial? ¿No se supone que son independientes?
Que decepción y desesperanza. Se siente una como impotente.
Bueno, sólo me queda decirle a los cuatro implicados restantes que no desesperen. Resistan un poco más. Es por turno. Ya irán saliendo uno a uno. Las damas primero…
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