sábado, 11 de julio de 2009

La venta de agua se contamina

Polémica. La situación irregular en que opera una gran parte de las plantas que purifican agua es tan antigua como el establecimiento de ese negocio en el país, que data de la década de 1960. Adeagua considera que las medidas tomadas por Salud Pública para normar el sector no han sido lo suficientemente rigurosas.


Una de las plantas clausuradas en Hato Nuevo de Manoguayabo, Santo Domingo Oeste.
Foto: Nehemías Alvino

La multiplicación de plantas embotelladoras de agua para el consumo humano se escapa de las manos de las autoridades. En el mercado existen cientos de esos negocios ilegalmente que dificultan la supervisión eficiente de la Secretaría de Salud Pública y Asistencia Social (Sespas).

En septiembre de 1966 se estableció en el país la primera empresa, Agua Niágara. Le sucedieron Cristal, Polar, Glaciar, Pureza, Sana, Orbis y otras, según el presidente de la Asociación de Embotelladores de Agua Purificada (Adeagua), David Toribio.

Registros de prensa revelan que desde 1988 se ha denunciado el mal funcionamiento de algunas plantas y en los años siguientes se especificaron varios cierres. En 1991, La Dirección General de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor) registraba 17 plantas a las que evaluó y resultó que el agua que procesaban algunas tenían bacterias, acrobin o pseudomonas, un parásito peligroso para la salud de los seres humanos.

En 1994, operaban 56 empresas, de las que tres fueron cerradas, en Higüey, Moca y Azua. En 1996, Digenor había advertido que un centenar de distribuidoras tenían problemas.

La Norma Dominicana 64 y la Ley de Salud 42-01, están entre los reglamentos que rigen el sector. El presidente de Adeagua advierte a las autoridades que los apliquen con rigurosidad para el otorgar los permisos por considerar que de esa forma difícilmente una empresa opere en condiciones inapropiadas. Además, David Toribio plantea que se suspenda la entrega de registros sanitarios a nuevas empresas hasta que se ordene el sector.

“Las autoridades han sido complacientes, por omisión y por no mantener una supervisión y una rigurosidad en la aprobación de instalación de empresas”, apuntó.

Desde el reciente abril la Sespas intensificó los trabajos en las 481 plantas que operan en el país, de las que más de 200 funciona ilegalmente, indica Toribio.

El subdirector general de Salud Ambiental, Luis Morilla, informó que se han clausurado 55 plantas y 107 están en observación. Se han evaluado 270, de esas un centenar no tiene laboratorio, requisito indispensable para conocer las condiciones del agua que va al mercado.

Muchos negocios que fueron cerrados continuaron sus ventas alegando que su producto está óptimo y que lo que le falta son permisos industriales y sanitarios.

Es el caso de Agua Bendita, en Las Palmas de Herrera. Su propietario, Roberto Ledesma, asegura que su producto no está contaminado pero que fue cerrado por faltarle unos “papeles”.

“Publicar una lista sin señalar el por qué del cierre nos afecta a los que nos falta sólo regular papeles. La gente me ha llamado preguntando que si nos cerraron por mala calidad del agua y no es así. Creo que esos operativos responden a presiones de las grandes empresas de agua que no quieren que los pequeños suban”, opinó.

El director general de Digenor, Julio Santana, dijo que sólo 38 empresas están inscritas en esa institución. Reconoció que hay un crecimiento desordenado del sector.

Las autoridades no contemplan el sometimiento a la justicia de los propietarios de plantas ilegales, sino el desmantelamiento en los casos más extremos, como ha sucedido con Agua 1A y Delicias, en la capital. Un aspecto innegociable, según Santana, es la prohibición de la venta de agua a granel para consumo humano.

Un negocio que mueve millones

Un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas reveló en el 2007 que el 51 por ciento de la población consume botellones de agua.

El presidente de Adeagua, David Toribio, estima que al año las empresas embotelladoras producen 600 millones de galones de agua purificada, probablemente el 85 por ciento se queda en el mercado doméstico (la familia) y el resto se distribuye en botellas y fundas plásticas pequeñas, galones y otras presentaciones.

“Se estima un movimiento comercial de unos tres mil millones de pesos al año. Este sector genera nueve mil empleos directos y más de 100 mil indirectos. Mantiene un crecimiento al año importante. A finales de los 90 se registraba un crecimiento de un 12 por ciento al año pero ya con la proliferación que hay y la cantidad de negocios clandestinos es difícil una estimación”.

La salud está en juego

La segunda causa por lo que la gente se enferma en el país son las denominas Edas (Enfermedades Diarreicas Agudas). Una de las razones primeras por las que ocurren es por el consumo de agua contaminada o no tratadas adecuadamente. Se calcula que vinculada al consumo de agua no apta se producen más de 90 enfermedades, informa el director general de Salud Ambiental de la Sespas, Luis Emilio Féliz Roa. Entre esas enfermedades están salmonela, amebiasis, cólera, gastroenteritis, Hepatitis A y B, Fiebre Tifoidea.

La mayoría se pueden prevenir con la mejora del saneamiento público, la provisión de agua limpia y medidas de higiene básicas.

Publicado en El Caribe

2 comentarios:

Claudette dijo...

Pues bueno tu reportaje. En mi ciudad, La Romana, ahora se han destapado muchas fabricas de agua, las cuales tienes mucha demanda debido al bajo costo en que venden los botellones, pero creo que esas embasadoras muy pocas cumplen los requisistos de higiene para vender, pero los culpables son las autoridades que no supervisan dichas fabricas, el pueblo solo las comsume porque ve una manera de economizar dinero.

Felivia dijo...

Es como dices Clau, la falta de una rigurosa supervisión de las autoridades es evidente. Y eso que se trata de un tema muy delicado porque envuelve la salud de la población.

Un abrazo para ti ;)