viernes, 1 de mayo de 2009
Pasión a la Carbonara
Fijaba en mí sus ojos grandes. No sé si verdes, pero sí increíbles, impactantes y muy hermosos.
Me miraba con ternura, con admiración, con deseo.
Me besaba paciente. A veces exaltado, a veces con locura. Siempre apasionadamente, como se besan los enamorados que quisieran detener el tiempo para hacer el momento eterno.
“Le più belle”, susurró en mi oído.
Y yo, feliz.
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