sábado, 13 de marzo de 2010

Mujeres, cambiemos la estrategia


Me resisto a aceptar que me llamen el sexo débil, que me den como lismosna lo que por derecho legítimo me pertenece y que me den lo que no me he ganado, gracias a mi talento y formación, solo por el hecho de ser mujer.
Dizque Día internacional de la mujer… ¡Baah! ¿¡Pero qué es eso!? Si todos los días son míooos, me corresponden. ¿Por qué dedicarme un día? No lo entiendo. No lo acepto. Es que no lo quiero.
En vez de eso, de que nos embullen con una fiesta un día al año, quiero que se nos respete todo el tiempo. Que durante todo el año no nos nieguen oportunidades.
¿Por qué la lucha de las feministas se centra en pedir a los hombres compasión? Los puestos se ganan, están ahí. Tú los conquistas, no hay que esperar a que te los den.
Justo el pasado lunes, el “maravilloso” ocho de marzo, el Día Internacional de la Mujer, mi jefe de redacción me asigna que realice un trabajo sobre si se está cumpliendo la cuota femenina del 33 por ciento de los cargos electorales.
Mientras me pongo a investigar de qué se trata el asunto, entiendo mejor lo que establece la Ley Electoral. Esa norma en su artículo 68 obliga a los partidos a que cedan a la mujer la tercera parte de las posiciones. Entonces me encuentro con que hubo un periodo en que un partido no alcanzó a completar la “cuota femenina” y tuvo que obligar la renuncia de cinco candidatos que habían sido favorecidos democráticamente con el voto popular para sumar a las mujeres.
O sea, ellas no se postulaban a elecciones por ganar las candidaturas en buena lid, sino que le dieron un pedacito del pastel para que no llore.
Mujeres, no nos tocará nunca mandar porque estamos esperando a que nos manden, a que nos cedan. No nos apoyamos unas con otras y eso nos resta fuerza.
He visto mujeres que son las primeras chismosas, criticadoras y envidiosas de la posición que logra su compañera. Y son las que alimentan el rumor de que si fulana logró un puesto de dirección es porque se acuesta con el dueño de la empresa.
A muchas les sonarán duras mis palabras, pero creo que solo cuando dejemos de hacernos las víctimas y nos pongamos a trabajar tan arduamente como los hombres entonces conquistaremos el espacio donde debemos estar.
Lo queremos todo y al mismo tiempo. Queremos compaginar ser madres excelentes, esposas abnegadas, hijas responsables, amigas verdaderas y empresarias exitosas. Y si no cumplimos con todo nos sentimos fracasadas y deprimidas. 
Pues no, vamos a concentrarnos en las prioridades.
Tenemos talento, fuerza, voluntad, inteligencia y tantas cualidades más para poner el mundo al revés y enderezarlo de nuevo. Propongo que cambiemos la estrategia de pedir el espacio y conformarnos con que nos releguen una cuota mínima que a veces ni se cumple. Valorémonos entre nosotras mismas primero.
La realidad es que no importa cual género esté al volante, lo que cuentan son las habilidades que el que esté al frente demuestre para sobrepasar una curva cerrada sin estrellarse en el intento.

2 comentarios:

Sheila dijo...

Felivia, hay muchos factores socioculturales que influyen en el hecho de que a muchas mujeres se les haga difícil lograr espacios, política, social y económicamente hablando. No es cuestión de "pelear" por ellos. El asunto es más profundo de lo que se ve. No es tan simple. En una cultura patriarcal y machista como la nuestra, son muchas las trabas que se nos ponen a las mujeres para lograr ponernos a la par de los hombres. En el papel, en las leyes, somos iguales. En los hechos, la cuestión es otra muy diferente. En tu trayecto profesional y personal te irás dando cuenta. Sobre la cuota del 33%, no te diré mucho, pues no es el espacio más idóneo para explayarme en el tema. Sólo te diré que esa cuota no es una dádiva. Es un estímulo, es un incentivo para que en una cultura donde las mujeres no tienen historial político muchas se motiven a participar. A ninguna mujer le regalan un cargo electivo por estar en ese lista. Tiene que ser elegida por los votantes. Si no existiera esa cuota, te aseguro que menos mujeres estuvieran hoy haciendo política activa, porque muchas veces no son tomadas en cuenta en sus propios partidos. La ley está obligando a los partidos a que las visibilicen, que las pongan en los listados para que se den a conocer. Hacer política aqui, al menos la que se está acostumbrada hacer, no es cuestión de sólo desearlo y postularte.

Abrazos.

Felivia dijo...

Mi querida Sheila,

Muchas gracias por tus orientaciones.
Recibí por Facebook los links que me enviaste sobre el tema. Los leeré detenidamente y sacaré mis conclusiones. Las publicaré por aqui.

Te quiero mucho.
Un abrazo!