martes, 21 de abril de 2009

Incógnita

¿Dónde estás, que no te veo? Tengo tantas cosas que contarte. Ya encontré un lugar dónde mudarme, cerquita del trabajo. Poco a poco estoy llevando mis cosas.
A la entrada pienso poner dos cuadros que compré en París: uno de la Torre Eiffel y otro del Arco del Triunfo. ¡Me traen recuerdos tan hermosos!

¿Dónde estás, que no te siento? Con frecuencia mi corazón te extraña y mis pensamientos insisten en mostrarme tu rostro y acordarme tu compañía.
Si me vieras ahora seguro que no me reconocerías. Estoy un poco distinta a aquella vez que nos vimos, cuando te despedí en la estación del tren. Esa tarde que arrastrabas tus maletas con tanta prisa porque tenías el tiempo encima.

Ha llovido mucho desde entonces. Tanto agua corrió, que crecieron las margaritas que mami plantó en el balcón de la casa. La lluvia también favoreció a la mata de mango, que hace días que nos comparte sus frutos maduros.

Quisiera contarte tantas cosas, pero es que te me perdiste y no sé dónde buscarte. Sé que estás ahí pero es como si no estuvieras. Estando más cerca, estamos más lejos.

Será mejor que te apresures, para que conozcas a Tita, ahora que está pequeña. Es una monería. La perrita más linda, definitivamente que sí. Es juguetona y cariñosa, ni te imaginas todo lo que come, está hecha una bolita en tan sólo dos semanas que tiene en la casa.

Pero dime, ¿dónde te escondes? Ven antes de que se marchiten las margaritas, sólo para que veas con cuanto esplendor adornan el balcón de mami. Regresa antes de que se acaben los mangos. No quisiera que te perdieras la dulzura de su sabor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando escribes desde tan adentro eres insuperable, magnífica. Un beso Feli.
Xaimee

Felivia dijo...

Hey! Gracias por tus palabras, me animan a seguir con más entusiasmo.

Ya ves, aquí ando... tecleando con deseos de ser escritora. A ver si algún día lo logro ;)

Besos para ti, Guapichiño!