jueves, 21 de mayo de 2009

Cárceles sin candados

Con la muerte del más sonado narcotraficante dominicano Rolando Florián Féliz, el pasado sábado 16 de mayo, quedó al descubierto la corrupción que impera en las cárceles de este país.

Aunque se ha concentrado la atención de los medios de comunicación en seguir las investigaciones en torno al esclarecimiento del hecho en el cual perdió la vida este barahonero, de 43 años, desde otros puntos de vistas hay muchas interrogantes sin respuestas.



Si se supone que era un reo encarcelado en una celda de "máxima seguridad", cómo es que tenía un arma blanca? Si es como dicen los involucrados, que Florián Féliz portaba un cuchillo o navaja con el que realmente hirió a su agresor el capitán Lino Oscar Jiménez.

Cómo es que estuviera encerrado con dos mujeres, entre ellas una menor de edad, por más de cinco horas en su celda, fuera del horario de visitas?

Dicen que estaba borracho y supuestamente drogado. No se supone que está prohibido entrar drogas y alcohol a las celdas? Cómo es que estamos trabajando entonces?

El comisionado de Apoyo para la Reforma y Modernización de la Justicia consideró que si existieran mayores -y yo diría reales- controles en las cárceles que utilizan el viejo modelo penitenciario se previnieran incidentes como el que sucedió en la cárcel de Najayo, San Cristóbal.

Lino Vásquez Sámuel planteó que si el personal que custodia esa penitenciaria hubiese actuado de manera correcta, sin debilidad en los controles de seguridad, en cuanto al manejo del penal y los horarios de visitas, quizás la discusión entre los oficiales policiales y Florián Feliz no se habría registrado, “y hoy no se estuviera hablando del desenlace fatal”.

Desafiante hasta la sepultura

“Si me encuentran muerto no será porque me suicidé en mi celda. No soy hombre que se deprime fácilmente”, afirmó en noviembre de 2002 Rolando Florián Féliz. Siete años después esa afirmación se hizo realidad. Murió en la cárcel, y no por suicidio.

Llamado por muchos el primer capo de la República Dominicana y señalado como el enlace en el Caribe del cartel de Cali, Florián Féliz, de 43 años, nunca reconoció su responsabilidad en las acusaciones sobre muertes y narcotráfico que se le imputaban, pese a que fue sometido a la justicia once veces.

Los archivos de los principales periódicos dominicanos permiten conocer que por narcotráfico fue condenado en dos ocasiones: a diez años el 15 de octubre de 1991 por posesión de 91 gramos de cocaína y a 20 años el 27 de diciembre de 1994 por habérsele ocupado 953 kilos de cocaína, considerado el mayor alijo detenido en el país, hasta ese momento. Además, fue condenado a seis años por su vinculación con el secuestro y muerte de Víctor Féliz Matos y a cinco años por intentar fugarse del penal de Monte Plata.

Según publicó la prensa, otros sometimientos sin condena fueron el 15 de octubre de 1991 por habérsele ocupado 116 kilos de cocaína (caso de las auyamas), el 23 de marzo de 1995 por 551 kilos de cocaína en La Romana y el 22 de mayo de 1995 por 195 kilos de cocaína (caso latas de pasta de tomates).

Asimismo, ocupó el banquillo de los acusados el 12 de septiembre de 1995 por poseer 98 kilos de cocaína (caso barco Lady Nicole), el 13 de octubre de 1995, el 11 de enero de 1996 ligado a 754 kilos de cocaína y el seis de marzo de 1996 por habérsele ocupado 2.5 kilos de cocaína. En todos los sometimientos estuvieron involucrados varios de sus hermanos y primos, civiles, tanto dominicanos como colombianos y norteamericanos, y oficiales criollos.

Las rejas a las que estuvo confinado por más de trece años –de los 20 de su condena- no le restaron poder y desde la cárcel continuaba controlando sus negocios ilícitos.
Su ropa impecable –casi siempre con chaqueta- y sus gafas oscuras distinguían la presencia de este narcotraficante nativo de Barahona, de actitud desafiante y arrogante.

Retó hasta a los jueces para dejar entrever su agresivo carácter. Se recuerda cuando se negó a quitarse sus gafas de sol durante el conocimiento de un hábeas corpus y su desobediencia al mandato de un juez para que dejara de besuquear y “manosear” a una de sus mujeres en plena audiencia.

El capo utilizaba cinco nombres diferentes para burlar a las autoridades antinarcóticas. Tenía una casa en Ciudad Satélite del kilómetro 22 de la utopista Duarte donde torturaba a personas que presuntamente les habían engañado en operaciones conjuntas.

Más de una cuarentena de oficiales y alistados de las Fuerzas Armadas y la Policía estuvieron a favor de sus órdenes para facilitar sus intentos de fugas de cárceles y lograr privilegios en las celdas que ocupaba.

Intentó escapar de las cárceles en las que fue recluido en cinco ocasiones, de las formas más increíbles. Incluso mandó a construir un túnel desde las afueras hasta su celda, pese a que se encontraba en un habitáculo de máxima seguridad. Pero todos los planes fueron frustrados por los organismos de inteligencia.

Provocó cancelaciones

Varios agentes custodias fueron cancelados por el Poder Ejecutivo y sometidos a la justicia tras comprobarse que recibieron beneficios por favores hechos a Florián Féliz. También, por favorecer su libertad condicional en dos ocasiones diferentes, fueron cancelados el procurador adjunto William Lara y la jueza de paz interina del municipio Palenque, San Cristóbal, Ledis Esther Ciriao Montilla.

Florián tuvo intentos de fuga e incidentes
Publicado en El Caribe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te invito a ver estas fotos sobre las comodidades de Florian...te imaginas las de los banqueros presos...te animas a hacer un reportaje sobre estos últimos...http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=152973