viernes, 29 de enero de 2010

De las sorpresas que da el amor

La historia de Nosotros empezó y terminó hace un buen tiempo. Pero esta tarde el pasado se volvió presente. Nos topamos en el pasillo de un centro comercial. Ambos quedamos sorprendidos al reconocernos. Un simple “Hola” nos reunió en una breve conversación en la que sólo indagamos el estado de ánimo actual de cada uno, a pesar del tiempo que teníamos sin vernos. Después, un breve abrazo sin efusividad cerró el reencuentro.
Al verlo partir se recrearon en mi pensamiento imágenes de los momentos en que los pronombres y Yo se fundieron en un Nosotros. Y todavía no salgo de mi asombro como los pronombres recobraron su autonomía al punto de que a ninguno de los dos les interesa saber qué hay de nuevo en la vida del otro.
¿Que cómo me conquistó aquella vez? Mmmm… Ni yo misma sé.
No hizo nada, absolutamente nada para llamar mi atención, coquetearme o seducirme. ¿Para enamorarme? Menos.
Te lo aseguro, no hizo nada. Nada. Y, sin embargo, lo logró.
Quizás sin proponérselo me robó para guardarme en su bolsillo hipnotizada como una zombi.
Un amigo en común llevaba dos semanas diciéndome que alguien me quería conocer, no me daba detalles, solo me decía “tengo un amigo que me pregunta sobre ti”. Yo, curiosa, le reclamaba por qué no terminaba de presentármelo.
Cuando llegó el día de tenerlo frente a frente me pareció hasta torpe y un poco soso. No tenía la figura que me hace voltear a ver a un chico, tampoco la gracia suficiente como para caer bien a la primera.
Era un combo completo de lo que no me atrae y me hizo de todo como para yo dejarlo a un lado e ignorarlo.
Aquí les cuento para que ustedes saquen sus conclusiones.
El viernes que supuestamente sería nuestra primera cita, me avisó un par de minutos antes de la hora pautada para cancelar. O sea, me dejó plantada con los tacones puestos, mis jeans explosivos preparados para la acción y un maquillaje revolucionario que hasta yo dudaba de mi verdadera apariencia. –Razón más que suficiente para rechazarle otra invitación-.
En la una segunda cita, le jura a Dios que yo debo ir a su casa a visitarlo porque él tiene mucho que estudiar y está cansado. “¿Qué se cree este tipo? Por menos de ahí le he dado yo un escobazo a más de uno”, pensé. -Razón número dos que en otras circunstancias coronó con una botada a otros aspirantes de mi amor-.
El día que por fin pudimos decirnos más que un hola, fue la noche que se apareció en mi casa, como tres semanas después del primer plantón. Y ni bien iniciamos el diálogo cuando me interrumpe y me dice: “Eres bonita, ¿quieres besarme?”. O sea, una cosa de locos. -Razón número tres para creer que es un aprovechado que no vale la pena-
Entre otras barbaridades que ahora hasta me parecen jocosas pero que en su momento me hicieron sentir indignada y me llevaron a calificarlas como descabelladas. Imagínense, ¿cómo no caer? Cuando el amor decide juntar dos resulta un pegamento más poderoso que el coquí.
Ignora los requisitos que te planteas debe cumplir tu chico ideal.
Y así andaba yo sin poder explicarlo: feliz, enamorada, derretida por su risa franca, embobada de su sonrisa brillante, perdida en sus ojos de pícaro bueno, queriendo su sinceridad y deseando sus besos que consideraba multivitaminas.
El tiempo en el que Tú y Yo se fundió en Nosotros él no dejó de decir “estás bonita”, pero ya no preguntaba si lo quería besar. Esa última parte estaba de más, mi respuesta positiva se la había aprendido de memoria.

miércoles, 27 de enero de 2010

Difícil juventud


La mayoría de los jóvenes deciden separarse de sus padres cuando concretan su matrimonio, porque pueden compartir con su compañera el amor y los gastos de un hogar.
Antes sería imposible. En este país resulta muy complicado para un joven de 25 independizarse. A esa edad conseguir un empleo de buen salario es para muchos ilusión si no tiene un “padrino”.
Los altos costos de vivienda, de los servicios, de un postgrado o maestría, son de las cosas que debemos enfrentar solos si deseamos formar tienda aparte. Dichoso el que cuenta con mamá y papá. De lo contrario, que Dios lo ampare.

martes, 26 de enero de 2010

Un año después

Un día como hoy, hace un año, levanté mis tres maletas para volver a casa. Desde el tercer piso del apartamento en Triana, arrastré mi pesado equipaje. Iba cargada de 'souvenires' para todos, de ropa comprada en las rebajas de invierno, de los libros y folletos de la clase del máster.
Los recuerdos, mi más preciado bagaje, ocupaban gran parte del espacio. Guardé celosa en el baúl de mi corazón cada vivencia que me hizo feliz y la que me hizo llorar.
Pero lo que más pesaba era esa sensación de no tener la certeza de que abandonar Sevilla era lo mejor. España me había dado tanto que comprar el ticket de regreso fue una decisión muy dura.
De mis cuatro compañeros de aventura solo una estaba segura de quedarse.
Entre maletas, dudas y emoción por volver a Baní, corrí a donde a mi amigo Alfonso que me esperaba estacionado en la calle Trabajo, con el auto encendido. Pasadas las siete de la mañana íbamos rumbo al aeropuerto.
Mis ojos no se despegaban de la ventanilla delantera. Admiraba todo el paisaje que dejaba atrás, con el deseo de tomarlo en mis manos y empacarlo.
Cuando llegué a la terminal, la señorita del chequeo me dice que mis maletas están en sobrepeso. Le rogué que buscáramos una solución porque todo lo que llevaba era indispensable. Como les conté en mi entrada Amargo viaje hacia el dulce hogar, fue toda una odisea.
A seguidas, nueve horas de vuelo que parecieron nueve días. El asiento a mi lado estaba vacío, ideal espacio para seguir en reflexión. “Quizás estoy un par de meses en casa y después regreso a Sevilla”, pensaba.
Los días transcurrían y mi duda aumentaba. Me puse en manos de Dios y me dediqué a descubrir las señales que me enviaba en cada suceso de mi existencia.
La historia fue diferente a la que imaginé en los asientos de Iberia. Vino una oferta de trabajo, la noticia de que tendría un sobrino, oportunidad de hacer un montón de cosas en mi país sin la etiqueta de inmigrante.
Un año después me siento bien. Han ocurrido maravillas desde el reencuentro con los míos. Estoy trabajando mucho y creciendo profesionalmente. En mi familia todo bien, gracias a Dios.
¿Cómo sería ahora mi vida si me hubiera quedado en España? Ni idea. Disfruto lo que tengo ahora, que es lo más importante.
Se presentan situaciones en las que solo te corresponde a ti decidir. Nadie puede intervenir. Cuando la duda de regresar me asaltó, pedí consejos a mucha gente. Las respuestas me enredaban más. Pues cada una tenía su visión particular.
Y cuando veía a mis amigas con la determinación de continuar en España me entraban unas ganas locas de seguirlas. Pero frené y escuché a mi corazón, porque cada ser humano es una historia diferente y tiene sus propias necesidades. Lo que funciona para unos no es infalible en otros.
Mi decisión de no volver atrás me enfrentó a las críticas de muchos que piensan que estando lejos de esta media isla es la mejor opción, aunque afuera esté ardiendo en fuego.
Lo que pocos entienden es que la vida es individual y, por tanto, solo uno mismo es responsable de lo que hacemos con ella.
Hay decisiones que te cambian radicalmente. Sólo el tiempo te da las respuestas.
No nos sentemos a lamentar lo que pudo haber sido, estemos de pie para provocar que sea como queremos. Lo importante es sentirnos bien con lo que tenemos y si no lo estamos, debemos buscarlos donde se encuentre.
Cuando me preguntan si me arrepiento de no haber regresado a España les digo:
“Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas” (Rabindranath Tagore).

sábado, 23 de enero de 2010

Hay tristeza para todos

Es cierto que falta tanto, pero también se registra abundancia. Sobra lo que nadie quiere. Hay tristeza para todos y dolor para mucho rato. Los ojos no acaban de llorar en Haití. Si hay algo que no cesa, son las lágrimas, que mojan rostros como lluvias la tierra en temporada ciclónica. Llora el que ha perdido todo, le acompaña el que salió ileso.
Todos los males forman un solo desconsuelo que oprime, que agita, que desespera. Parece eterno.
-“¿Qué te pasa Yovanni? El terremoto no afectó tu casa, tu familia está bien. Deja de llorar. En Gonaives apenas se sintió”, le replica un amigo a otro.
¿Y cómo lo logra, si no hay familia? Ni pueblo que acoja ni gente que viva.
Yovanni no llora por él. Se escucha su lamento por los demás: sus paisanos, sus vecinos, su sangre, su cultura, su dignidad herida, su ilusión destruida.
La tristeza alcanza también para repartir a los vienen de fuera, aquellos que no sabían donde quedaba Haití, a los que se enteraron después de la tragedia. Inunda también a los que apenas habían leído ese nombre en los reportes internacionales que le reservaban los primeros lugares en el renglón de pobreza y crisis.
La tristeza sobra en socorristas que dejaron sus tierras seguras para dar su mano a quien lo necesita en medio de los escombros.
Y llegan de todos lados para llorar juntos, pero no sentados, sino de pie, con la pala en mano, a ver si por fin termina la sequía que agrieta a ese país.

viernes, 22 de enero de 2010

Distancia, veneno para el amor


Una quiere pensar que la distancia no separa a dos que se aman. Se imagina que los kilómetros de por medio son una oportunidad para probar hasta dónde se es capaz de amar. Sin embargo, la realidad es otra: estar lejos es duro, muy duro. Y peor aún cuando se mezclan dos elementos fatales: lejanía y tiempo indefinido para un reencuentro.
¿De qué se alimentan las esperanzas? ¡Quién sabe! Quizás de cariño o de los recuerdos.
¿Será que la ilusión se mantiene en honor a lo bonito que un día fue? No lo sé.
Filosóficas reflexiones merodean mi cabeza acompañadas de un deseo de fumar, de tomarme un buen vino, o mejor, un trago de ron. Puros deseos irrealizados. No resuelvo ni una cosa ni la otra. Pues conmigo nada que ver el alcohol y mucho menos al tabaco.
Me conformo con que en esta habitación solitaria y fría suenen alternadas las canciones de Fito y Fitipaldis y Bebo y Cigala –a ver si de algo consuelan o arrojan luz-.
♫♪“Si las cosas que uno quiere se pudieran alcanzar… Con que tristeza miramos un amor que se nos va, es un pedazo del alma que se arranca sin piedad”♪♫, escucho a cantar a Cigala antes de interrumpirlo con mis pensamientos.
Aunque sabemos que no hay forma de volvernos a juntar, sigue encendido un silencio que susurra que hay posibilidad.
Una se lava el cerebro todos los días con la idea de que la vida sigue, que no hay que mirar atrás y que lo pasado es pasado. Una quiere pensar: “Qué lástima que se acabó, pero qué bueno que sucedió” Y bla, bla, bla... Pero al corazón le resbala ese jabón.
Insistes. Quieres creer que no es así, que los kilómetros separan los cuerpos pero no las almas. Y pretendes reafirmar que sólo basta con pensarse todo el día y extrañarse, escribirse o hablarse, para que el amor resista el tiempo que falta para estar cerca. Pero no es así. Señores, el ser humano necesita más y hay pasiones que sólo son satisfechas cuando se unen los cuerpos.
Y así es. Porque el amor que hoy esta lejos se formó cuando ayer estaban cerca.
Pase lo que pase quedarán los recuerdos, me apunta Cigala con la estrofa: ♫♪“En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el corazón porque aquello que un día nos hizo temblar de alegría, es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor”…♪♫
Él tendrá nuevos amores. Yo también. ¡Brindo a su salud! Le deseo felicidad.
Mi turno llegará porque la vida sigue aunque la distancia permanezca inmóvil.

miércoles, 20 de enero de 2010

Haití llora sus penas

Rafael Páez

Desde las entrañas mismas de la tierra
un estruendo pavoroso se ha escuchado,
y a seguida un temblor enfurecido de
su suelo a Haití casi ha borrado.

Todo símbolo de poder se ha ido abajo.
Hay montones de cadáveres tirados, y
se escucha el clamor de los que aún viven
cuando piden, por favor, ser rescatados.

El dantesco panorama que ha quedado
es capaz de entristecer al más vil de los
humanos, y nos lleva a preguntar por qué
Dios ha permitido tal desgracia a este
pueblo de por sí desamparado.

Es preciso con urgencia dar la mano y
hacernos solidarios con sus penas, y al
Todopoderoso elevar una plegaria por los
que han muerto en la primera nación libre
de América.

martes, 19 de enero de 2010

La angustia del que está lejos

Pascale, que antes conversaba animada, ahora casi ni habla. La tragedia que sufre su país la mantiene retraída, ensimismada, con claras evidencias de tristeza.
¿Cómo está tu familia? ¿Qué has sabido de nuevo? Son las siguientes preguntas que le hacemos todos, después de cumplir con el protocolar “buenos días”.
"Están bien", responde escueta. Pero su mirada delata que mucho anda mal. Nosotros lo sabemos. A diario lo confirman las trágicas imágenes de Haití. Lo triste es que así continuará hasta muchos días, quizás, hasta muchos meses. A Puerto Príncipe habrá que rehacerlo y no es tarea fácil.
De mi parte, no sé cómo consolar su tristeza silente. Por algo aportar le digo que demos gracias a Dios porque, al menos, vidas no se perdieron en su familia y que lo material se puede conseguir otra vez.
La incertidumbre duele. Si hay duda, pregúntenle a Sonia. Ella no tiene la suerte de su paisana Pascale. Una semana después del sismo ignora el paradero de una parte de su familia. “Estoy desesperada”, me dice, sentada al lado de su mesa abarrotada de cremas, paquetes de cabello sintético, sandalias de goma y ropa interior femenina y masculina. No ha dejado de poner su venta en una esquina del Parque Enriquillo. “La cosa está muy mala, tengo que trabajar para poder ir a ver cómo está mi gente”, dice.
Por una vecina supo que sus primas están bien. Sin embargo, no se siente tranquila. Ha visto tantas imágenes devastadoras en la prensa que no sabe qué pensar.
Muchos haitianos todavía no han podido comunicarse con sus familiares. Para algunos, su situación de residencia irregular en el país los detiene para viajar hasta allá, a pesar de que las autoridades han flexibilizado los controles de migración.
Otros no han podido ir por falta de recursos. Dirigirse a Haití significa una inversión que algunos no pueden costear.
Es terrible la impotencia que invade al que está lejos. Querer ayudar y no saber cómo.
Sí, la incertidumbre duele.

sábado, 16 de enero de 2010

Hoy más que siempre

La naturaleza se rebeló. Nos obliga a mirar a Haití. Qué triste que tuvo que pasar un desastre para que nos conmovamos ante su precariedad. Qué triste que esperáramos a que imágenes de miles de cuerpos inertes, envueltos en sangre y tierra, nos den la alerta. Que se destruyera una ciudad para que entendamos que esa nación nos necesita.
Haití es una urgencia que no acaba. Hoy más que nunca, no solo miremos allá, unámonos, ayudemos, oremos, actuemos.
El lado este de La Hispaniola se salvó de milagro. Aunque las catástrofes naturales son inevitables, trabajemos para saber cómo responder cuando nos toque.

¿Dónde estaba yo cuando la tierra tembló?

Concentrada frente a mi ordenador, tecleaba sin parar una nota para publicarse al otro día. Me sentí mareada y como que me movía. Miré a mi a mi lado, mi compañero parecía tambalearse sentado en su silla. La mesa temblaba, los ordenadores también.
Arismendy y yo nos miramos sorprendidos. "¿Soy yo o tú te estás moviendo?", me preguntó.
Era un temblor de tierra. El más fuerte que se ha sentido en varias décadas. dicen que en la escala siete de Richter. No lo sé.
Pasaban de las seis de la tarde. En segundos empezaron los rumores. Todos en la sala de redacción estábamos inquietos, sorprendidos, pasmados, nerviosos, mareados...
Se armó un corre corre. Pánico. Empezamos a leer los cables de noticias, a ver los noticieros de radio y televisión: nacionales y extranjeros.
El periódico cambió su pauta y empezamos a buscar espacio, mucho, para contar los detalles.
La isla La Hispaniola se estremeció. De mi lado sólo fue un susto. Pero en Haití resultó un catástrofe.
Aún no salgo de mi asombro, como en segundos se nos va la vida y se vuelve polvo lo que nos costó tiempo y sacrificio construir.

viernes, 15 de enero de 2010

¿Un pueblo maldito?

Cuando Dios castiga

Por Petra Saviñón

Es medianoche, aún estoy en el trabajo. Han sido tres días muy duros. La angustia apenas me deja dormir o coordinar ideas.
Lo único que retengo son las imágenes de gente que corre desesperada en calles que se han vuelto multicolor ayudadas por la sangre y el lodo.
Tengo 33 años y el martes fue la primera vez que sentí los efectos de un terremoto. Apenas percibí un ligero vaivén.
A partir de ahí el caos. Los cables, las fotografías, las llamadas. La incertidumbre todo lo transformó.
Desde entonces gran parte de mi tarea ha sido concentrarme en depurar información y en elegir fotografías para acompañarlas. He visto mi rostro en cada ser humano envuelto en sábanas blancas en medio de las calles haitianas.
No es distinto en la casa. El bombardeo de imágenes en la televisión aumenta mi malestar estomacal. Estamos abrumados. Preguntándonos qué va a pasar después de que esto ya no sea noticia. Qué hará Haití con la extrema miseria que se le viene encima. Hasta cuándo seguirá la ayuda, que aún no empieza a ser repartida.
He sentido mi propia desesperación en la voz de los que gritan y corren en busca de los suyos y me cegó la rabia cuando leí que el televangelista *Pat Robertson dijo que Haití está “maldito” por llegar a “un pacto con el demonio” durante su historia.
Su vocero sale a aclarar lo que encierran esas bestiales palabras. Se refería-dijo- a los rituales de vudú realizados antes de una rebelión de esclavos contra los colonizadores franceses en 1791.
No es el único. En un programa de televisión local una mujer analiza las razones por las que este lado de la isla no sufrió daños, rauda llega a una conclusión. “Es que Dios nos protegió porque nos ama”.
Se trata de la expresión máxima de la intolerancia y del fanatismo religioso de los que se creen aptos para mostrar el camino correcto. De los que piensan que tienen la facultad de decidir lo que está bien y lo que no, porque la suya es la única doctrina con asidero. Es la religión parcial. Absoluta y omnipotente.
Desconocen u olvidan que el mayor dios que castiga a los haitianos es la pobreza en la que lo han sumido sus gobernantes y las potencias que le cobran caro el atrevimiento de ser libres y que ahora tratan de huntar saliva en la herida.

*Pat Robertson es el mismo que sugirió a los agentes estadounidenses asesinar al presidente venezolano Hugo Chávez y que aseguró que el infarto que sufrió el primer ministro israelí Ariel Sharon fue una represalia divina por retirarse de la Franja de Gaza. Luego de su declaración sobre Haití anunció que enviará “millones de dólares”.

miércoles, 13 de enero de 2010

¡Ayuda para Haití!

Mi amiga Petra Saviñón me envía este mensaje que comparto con ustedes. Haití ahora más que siempre nos necesita. Todo lo que podamos llevar es importante.

Esta es la hora precisa para manifestar la solidaridad que carecteriza a los dos pueblos que comparten esta isla

¿Qué se necesita?
-Sangre
Medicamentos
- Analgésicos
- Antipiréticos
- Anestésicos
- Antiinfecciosos
- Vitaminas, Minerales
- Material de inyección
- Material de protección desechable
- Material de sutura
- Vendajes
Sueros de rehidratación oral
Gasas
Algodón
Analgésicos en general
Cabestrillos
Vendaje elástico
Toxoide antitetánico Ganmaglobulina antitetánica humana
Antibióticos (amoxicifilina, en suspensión y/o comprimidos)
Antisépticos (tipo yodopovidona, o tipo jabón de clorhexidina)
Toallas sanitarias
-Ropa
-Agua potable en botellas o galones
-Comidas enlatadas (sardinas, tuna, habichuelas, salchichas, sopas).
- Galletas de soda
- Pastas alimenticias
- Leche líquida de larga duración
- Jugos de fruta tetra pack
- Aceite
- Jabón, Detergente
- Frisas, sábanas, toallas, cobijas
- Tiendas de campaña
- Sacos de dormir
- Focos, linternas

Centros de acopio

Santo Domingo
Cruz Roja 809-582-2595
COE 809-472-8614 al 16
Colegio Médico 809-533-4602
Centro Bonó, c. Josefa Brea N. 65, Mejoramiento Social, Santo Domingo, (809)
682-4448; (809) 688-1646
Aldeas Infantiles SOS 809-567-8986
Universidad del Caribe km 7 ½ autopista 30 de mayo 809-616-1616 ext. 392
Centro Alberto Hurtado, Av. Jiménez Moya N. 37, (al lado de Inazúcar),
Santo Domingo, 809 535-2977
Cefasa, Km. 5, Autopista Luperón, 809 736-8272

Frontera
Oficinas de la Defensa Civil y del Servicio Jesuita para Refugiados
Solidaridad Fronteriza, C/ Manuel Roca 13, Dajabón, 809- 579-8993

Santiago
Centro Bellarmino, Km 1 .5, Aut. Duarte, Santiago, 809- 582-6998
CDN2: Calle Estado de Israel esq. Moisés Zouain, Plaza Centro del Este, 2do. Piso. 809-582-6600
Aldeas Infantiles SOS 809- 275-1325

Este
Bavaro News, Av. 1ero. de noviembre edificio Las Arenas, Punta Village , 809-959-9021

martes, 5 de enero de 2010

Mi agenda para el 2010


A medida que pasan los años acrecienta mi deseo de vivir y disfrutar. Lo que dicen por ahí es cierto, el tiempo es un gran maestro. Se suman los días y uno va entendiendo que nuestra estancia en la tierra es tan corta. Empezamos a valorar las cosas intangibles y a aprovechar todo al máximo.
A veces olvidamos que no somos eternos. Desaprovechamos horas preciosas con preocupaciones superfluas, aferrándonos a episodios del pasado, obviando el presente, olvidando que hay un fututo.
Esta noche encendí mi ordenador con la intención de escribir para mí, y motivarlos a ustedes a planificar, los propósitos de este nuevo año.
Sin embargo, no sé si decirles que preparen su lista o que mejor se dispongan a recibir lo que el viento les trae. Pues, revisando listas anteriores, he visto que una buena parte de los propósitos se quedan sin tachar. Pero, también noto que he celebrado muchos éxitos que no estaban dentro de la lista.
Creo que lo mejor es hacer planteamientos que podamos cumplir. Es seguro que una vida sin propósitos no tiene sentido.
Por lo pronto, les adelanto que mi objetivo de este año será vivir. Me propongo no aplazar la cita para compartir con mis amigas, para festejar, para divertirme.
Reinventarme será mi norte. Salir un día a la playa sólo para relajarme. Nada de preguntar quién desea ir conmigo o ponerme a preparar un gran equipaje para serenarme con las olas del mar. Que el agua salada bañe mis pies y, si me apeteciera, que empape mi cuerpo entero.
Dejar a un lado las rutinas. Iré a la pastelería a comprarme un bizcocho un martes. Embarrar mis dedos de suspiro y saborear su dulzura con los ojos cerrados. ¿Por qué esperar a que sea mi cumpleaños?
No guardar prendas para “ocasiones especiales”. Y sobre esto, empecé a tomar medidas. Ya desempolvé mis zapatos dorados que compré en Mary Paz durante las rebajas de verano de 2008. Casi dos años después de adquirirlos sólo me los he puesto ¡dos veces! Unos zapatos tan hermosos… ¿Para qué esperar una fiesta que aún no se ha planeado?
Leer más y aprender de todo. Quiero aprender italiano. Hay tanto que saber, lugares y personas que conocer… No estaré quieta esperando a que otros descubran por mí. Quiero integrarme al grupo que expone resultados no al que espera a que se las lleven.
Viajar. “Soy de todas partes y a todas partes voy”, una frase del cubano José Martí que hago mía. Me encanta conocer otras culturas y diversos puntos de vista.
Bailar hasta que me duelan los pies. Como dice Isabel Allende en su libro La Isla Bajo el mar: “Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre… mientras baila”. Las ocupaciones del día a día nos apresan pero este año me regalaré momentos largos de libertad a ritmo de merengue.
Amar. Abrir mi corazón al amor que llega repentino, que te sorprende mientras estas de pie en un estacionamiento, que te llega en una conversación con un desconocido… ese amor que te enamora con llamadas mañaneras y nocturnas para saber cómo estás. Que te escribe poemas que tu existencia le inspira.
Expresar afecto. ¿Para qué silenciar un “te quiero” si así lo sientes? No sabemos la vida que podemos cambiar con tan solo manifestar el cariño que sentimos.
Agradecer a Dios las bendiciones recibidas.
Quejarme menos en el trabajo. No tengo el trabajo perfecto pero estoy segura de que me encuentro en el camino que me llevará a él. El trabajo es una bendición. El que está ocioso es vulnerable a caer en malos vicios. Con mucho tiempo libre podría caer en la locura, asi que gracias a Dios por mantenerme en actividad.
Tomaré iniciativas. Que nadie haga por mi. ¿Por qué esperar a que otro me indique? ¿Dónde he dejado mi creatividad? La felicidad, mi éxito, los capìtulos de mi vida depende de cómo yo los escriba.
Decir No. Fuera las presiones, rechazo las imposiciones.
Retomar metas que quedaron incumplidas. Quiero aprender a conducir, por fin. Y obtener mi licencia de conducir –de lo contrario, está un poco complicado salir a la playa un dia cualquiera para relajarme jejeje ;)-
Dar y compartir. Hay un montón de cosas en mi clóset que lo único que hacen es ocupar espacio. A la hora que lo necesitas, no recuerdas que lo tienes o no aparece. Vamos a recoger y a dar.

Y tú ¿Qué te propones para este año?

Foto: Danny Polanco

sábado, 2 de enero de 2010

Los reyes llegan por correo

Esperanza. El Inposdom realizó la campaña "El correo dominicano ayuda a los Reyes Magos", a la que respondieron más de tres mil chicos que expresaron lo que desean recibir el seis de enero. Quien se anime a hacer realidad el sueño de un niño puede apadrinar alguna carta y mantener viva la magia de esta fecha.


Foto: Nehemías Alvino

“Queridos Reyes Magos: espero que se encuentren bien. Quiero pedirles una bicicleta para ir a la escuela, porque me queda muy lejos. También, una mochila y mascotas para estudiar y ser alguien en la vida, como lo son ustedes. Los admiro mucho”.

La pequeña Nadia apretaba el lápiz con ilusión para escribirles esta carta a Melchor, Gaspar y Baltasar. Desde Las Guáranas, provincia Duarte, envió su misiva a través del Instituto Postal Dominicano (Inposdom).

En las oficinas de Santo Domingo un grupo de “ayudantes de los Reyes Magos” leía la petición de Nadia junto a otras tres mil cartas más, que llegaron de todas partes del país.

“Queridos Reyes Magos, quiero una nevera para que mi mamá guarde los jugos, los alimentos y mi merienda de la escuela, que se me daña todos los días porque no tenemos donde ponerla”, dice Melizabeth Castillo, de 8 años. La carta llegó desde Villa Mella. Era la mitad de un papel que arrancó a su cuaderno. Su ortografía de alumna de primaria no redactó correctamente algunas palabras, pero dejó claramente expresado su deseo, que nada tuvo que ver con el pedido de juguetes que es tradición para esta fecha.

Algunos acompañaban sus líneas con dibujos de arbolitos navideños o corazones rojos. La influencia foránea era evidente en una gran parte, cuyos remitentes prefirieron dedicarlas a Santa Claus o Papá Noel en vez de los tres magníficos de Oriente.

Los encargos van desde un teléfono Blackberry, una laptop, un carro Ferrari o Porsche, hasta un juguete tan simple como una muñeca, o “una camita pequeña”. Este último, la aspiración de una niña que duerme con sus dos hermanitas, una de ellas se hace “pipí”, y ella ya no quiere estar en esa situación.

La mayoría se recibió de la región Norte, la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional. Desde los lugares más humildes hasta los más encumbrados, los niños manifestaron sus deseos.

Es notable que las misivas que provienen de comunidades muy pobres son las que expresan los regalos más modestos. “Quiero que me regales lo que quieras”, escribió una niña de Jimaní.

Hay pedidos tan conmovedores como el de una niña que aboga por la vida de su papá. “Sólo te pido que le regales un riñón a mi papi, que tanto lo necesita, para que pueda verme crecer”.

Otro niño pidió que le concedieran una familia para ser feliz. El Inposdom confirmó que el pequeño es huérfano y ha vivido inestablemente en casas de varios familiares.

Esos casos están agrupados en una carpeta con el título de “especiales” en la oficina del director de Inposdom, Modesto Guzmán, para buscarle alguna solución. “La campaña ha superado nuestras expectativas. Invito a todos a que se animen a apadrinar una de esas cartas”, dijo Guzmán.

Ser Rey mago por un día

La labor del Inposdom es ser un mediador entre los deseos de los niños y las personas que puedan conceder esa petición, explica Rafael Salcedo, subdirector de esa entidad y encargado de la campaña.

“Nosotros no recibimos dinero, sino que entregamos una carta a quien desea cooperar para que ellos mismos lleven el juguete al niño”, afirma.

Soledad Séliman, Wilma Báez y Juana Santana también integran la comisión que lee las cartas, a la que se ha unido voluntariamente más de una docena de empleados del Inposdom.

La campaña cerró. La meta ahora es encontrar quien quiere ser Rey Mago por un día, apadrinando una de esas misivas. Inposdom entregará los regalos de los pequeños que apadrinó el 7 de enero.

“Todos podemos ayudar a mantener la esperanza en estos niños”, dice Séliman. Esta campaña fue ideada por María A. Rojas en Chile.

Publicado en El Caribe

viernes, 1 de enero de 2010

¡Bienvenido 2010!

Nuevo año, nuevas ilusiones, nuevas metas, nuevas esperanzas. Todo nuevo, renovado. La fuerza que nos motiva a recomenzar y emprender proyectos que nos hagan felices.
Lo recibo con mucho entusiasmo. Con la emoción de un niño que ya tiene en sus manos el juguete que esperaba ansioso. Es un regalo. Lo despojo de su envoltura en éxtasis. Tengo la firme convicción de que será un año de maravillosas sorpresas, con la bendción de Dios.
No lo oculto, estoy muy optimista. Mi deseo es contagiarlos a todos con esta alegría. Que juntos podamos construir muchos puentes, sanar heridas y llenar vacíos que nos dejara el 2009.
Cerramos un ciclo de tantos retos. 365 días en los que toreamos la vida como pudimos. De pura suerte, salimos vivos. Con energía para seguir y vivir.
De las experiencias de ayer conservemos lo mejor para aprovechar un 2010 al máximo.
¡Muy feliz año nuevo!
Termino con la frase de la bloguera Mucha de la Torre: "La vida es música y yo la canto".
¡Únete al coro!