martes, 26 de enero de 2010

Un año después

Un día como hoy, hace un año, levanté mis tres maletas para volver a casa. Desde el tercer piso del apartamento en Triana, arrastré mi pesado equipaje. Iba cargada de 'souvenires' para todos, de ropa comprada en las rebajas de invierno, de los libros y folletos de la clase del máster.
Los recuerdos, mi más preciado bagaje, ocupaban gran parte del espacio. Guardé celosa en el baúl de mi corazón cada vivencia que me hizo feliz y la que me hizo llorar.
Pero lo que más pesaba era esa sensación de no tener la certeza de que abandonar Sevilla era lo mejor. España me había dado tanto que comprar el ticket de regreso fue una decisión muy dura.
De mis cuatro compañeros de aventura solo una estaba segura de quedarse.
Entre maletas, dudas y emoción por volver a Baní, corrí a donde a mi amigo Alfonso que me esperaba estacionado en la calle Trabajo, con el auto encendido. Pasadas las siete de la mañana íbamos rumbo al aeropuerto.
Mis ojos no se despegaban de la ventanilla delantera. Admiraba todo el paisaje que dejaba atrás, con el deseo de tomarlo en mis manos y empacarlo.
Cuando llegué a la terminal, la señorita del chequeo me dice que mis maletas están en sobrepeso. Le rogué que buscáramos una solución porque todo lo que llevaba era indispensable. Como les conté en mi entrada Amargo viaje hacia el dulce hogar, fue toda una odisea.
A seguidas, nueve horas de vuelo que parecieron nueve días. El asiento a mi lado estaba vacío, ideal espacio para seguir en reflexión. “Quizás estoy un par de meses en casa y después regreso a Sevilla”, pensaba.
Los días transcurrían y mi duda aumentaba. Me puse en manos de Dios y me dediqué a descubrir las señales que me enviaba en cada suceso de mi existencia.
La historia fue diferente a la que imaginé en los asientos de Iberia. Vino una oferta de trabajo, la noticia de que tendría un sobrino, oportunidad de hacer un montón de cosas en mi país sin la etiqueta de inmigrante.
Un año después me siento bien. Han ocurrido maravillas desde el reencuentro con los míos. Estoy trabajando mucho y creciendo profesionalmente. En mi familia todo bien, gracias a Dios.
¿Cómo sería ahora mi vida si me hubiera quedado en España? Ni idea. Disfruto lo que tengo ahora, que es lo más importante.
Se presentan situaciones en las que solo te corresponde a ti decidir. Nadie puede intervenir. Cuando la duda de regresar me asaltó, pedí consejos a mucha gente. Las respuestas me enredaban más. Pues cada una tenía su visión particular.
Y cuando veía a mis amigas con la determinación de continuar en España me entraban unas ganas locas de seguirlas. Pero frené y escuché a mi corazón, porque cada ser humano es una historia diferente y tiene sus propias necesidades. Lo que funciona para unos no es infalible en otros.
Mi decisión de no volver atrás me enfrentó a las críticas de muchos que piensan que estando lejos de esta media isla es la mejor opción, aunque afuera esté ardiendo en fuego.
Lo que pocos entienden es que la vida es individual y, por tanto, solo uno mismo es responsable de lo que hacemos con ella.
Hay decisiones que te cambian radicalmente. Sólo el tiempo te da las respuestas.
No nos sentemos a lamentar lo que pudo haber sido, estemos de pie para provocar que sea como queremos. Lo importante es sentirnos bien con lo que tenemos y si no lo estamos, debemos buscarlos donde se encuentre.
Cuando me preguntan si me arrepiento de no haber regresado a España les digo:
“Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas” (Rabindranath Tagore).

5 comentarios:

Esther Campusano dijo...

dios, que emotivo. eso es así, cada vida es una historia distinta. te extraño mucho hermana, y a los demás que se fueron. españa nos ha dado tanto: más madurez, otra forma de ver la vida y de apreciar más lo que hemos tenido.
yo me quedé, nunca he tenido miedo, y ojalá jamás tenerlo, y dos días después de ustedes irse, empezó a cambiarme la vida, un beso, y espero vernos pronto, ojalá sea aquí, aunque sea de visita, que casa y cobijo tienes.

Esther Campusano dijo...

ah mi teclado se le j.... la tecla mayúscula, jaja

Claudette dijo...

Pues si supiesemos que nos depararia el futuro, de seguro nustras decisiones serian mas acertadas, pero no, eso es incierto y todo en la vida es un riesgo. Como tu dices, nadie sabe que hubiera pasado de quedarte en España, pero si te hubieras quedado alla, te estaria haciendo la pregunta al reves: -Que hubiera pasado si hibubiese regresado a mi pais?? Vive tu presente y el futuro dejaselo a Dios.

Felivia dijo...

Mary Esther,

Siempre he dicho que España está hecha para personas como tú: emprendedoras, valientes y perseverantes. Veo un futuro exitoso para ti y estoy lista para celebrarlo juntas.

Gracias por tu techo. Que sepas que el mío es tuyo para cuando quieras.

Un abrazo.

Felivia dijo...

Claudette, qué bueno saber de tu visita :)
Gracias por tu consejo.

Bendiciones!!