sábado, 16 de enero de 2010

Hoy más que siempre

La naturaleza se rebeló. Nos obliga a mirar a Haití. Qué triste que tuvo que pasar un desastre para que nos conmovamos ante su precariedad. Qué triste que esperáramos a que imágenes de miles de cuerpos inertes, envueltos en sangre y tierra, nos den la alerta. Que se destruyera una ciudad para que entendamos que esa nación nos necesita.
Haití es una urgencia que no acaba. Hoy más que nunca, no solo miremos allá, unámonos, ayudemos, oremos, actuemos.
El lado este de La Hispaniola se salvó de milagro. Aunque las catástrofes naturales son inevitables, trabajemos para saber cómo responder cuando nos toque.

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