viernes, 15 de enero de 2010
¿Un pueblo maldito?
Cuando Dios castiga
Por Petra Saviñón
Es medianoche, aún estoy en el trabajo. Han sido tres días muy duros. La angustia apenas me deja dormir o coordinar ideas.
Lo único que retengo son las imágenes de gente que corre desesperada en calles que se han vuelto multicolor ayudadas por la sangre y el lodo.
Tengo 33 años y el martes fue la primera vez que sentí los efectos de un terremoto. Apenas percibí un ligero vaivén.
A partir de ahí el caos. Los cables, las fotografías, las llamadas. La incertidumbre todo lo transformó.
Desde entonces gran parte de mi tarea ha sido concentrarme en depurar información y en elegir fotografías para acompañarlas. He visto mi rostro en cada ser humano envuelto en sábanas blancas en medio de las calles haitianas.
No es distinto en la casa. El bombardeo de imágenes en la televisión aumenta mi malestar estomacal. Estamos abrumados. Preguntándonos qué va a pasar después de que esto ya no sea noticia. Qué hará Haití con la extrema miseria que se le viene encima. Hasta cuándo seguirá la ayuda, que aún no empieza a ser repartida.
He sentido mi propia desesperación en la voz de los que gritan y corren en busca de los suyos y me cegó la rabia cuando leí que el televangelista *Pat Robertson dijo que Haití está “maldito” por llegar a “un pacto con el demonio” durante su historia.
Su vocero sale a aclarar lo que encierran esas bestiales palabras. Se refería-dijo- a los rituales de vudú realizados antes de una rebelión de esclavos contra los colonizadores franceses en 1791.
No es el único. En un programa de televisión local una mujer analiza las razones por las que este lado de la isla no sufrió daños, rauda llega a una conclusión. “Es que Dios nos protegió porque nos ama”.
Se trata de la expresión máxima de la intolerancia y del fanatismo religioso de los que se creen aptos para mostrar el camino correcto. De los que piensan que tienen la facultad de decidir lo que está bien y lo que no, porque la suya es la única doctrina con asidero. Es la religión parcial. Absoluta y omnipotente.
Desconocen u olvidan que el mayor dios que castiga a los haitianos es la pobreza en la que lo han sumido sus gobernantes y las potencias que le cobran caro el atrevimiento de ser libres y que ahora tratan de huntar saliva en la herida.
*Pat Robertson es el mismo que sugirió a los agentes estadounidenses asesinar al presidente venezolano Hugo Chávez y que aseguró que el infarto que sufrió el primer ministro israelí Ariel Sharon fue una represalia divina por retirarse de la Franja de Gaza. Luego de su declaración sobre Haití anunció que enviará “millones de dólares”.
Por Petra Saviñón
Es medianoche, aún estoy en el trabajo. Han sido tres días muy duros. La angustia apenas me deja dormir o coordinar ideas.
Lo único que retengo son las imágenes de gente que corre desesperada en calles que se han vuelto multicolor ayudadas por la sangre y el lodo.
Tengo 33 años y el martes fue la primera vez que sentí los efectos de un terremoto. Apenas percibí un ligero vaivén.
A partir de ahí el caos. Los cables, las fotografías, las llamadas. La incertidumbre todo lo transformó.
Desde entonces gran parte de mi tarea ha sido concentrarme en depurar información y en elegir fotografías para acompañarlas. He visto mi rostro en cada ser humano envuelto en sábanas blancas en medio de las calles haitianas.
No es distinto en la casa. El bombardeo de imágenes en la televisión aumenta mi malestar estomacal. Estamos abrumados. Preguntándonos qué va a pasar después de que esto ya no sea noticia. Qué hará Haití con la extrema miseria que se le viene encima. Hasta cuándo seguirá la ayuda, que aún no empieza a ser repartida.
He sentido mi propia desesperación en la voz de los que gritan y corren en busca de los suyos y me cegó la rabia cuando leí que el televangelista *Pat Robertson dijo que Haití está “maldito” por llegar a “un pacto con el demonio” durante su historia.
Su vocero sale a aclarar lo que encierran esas bestiales palabras. Se refería-dijo- a los rituales de vudú realizados antes de una rebelión de esclavos contra los colonizadores franceses en 1791.
No es el único. En un programa de televisión local una mujer analiza las razones por las que este lado de la isla no sufrió daños, rauda llega a una conclusión. “Es que Dios nos protegió porque nos ama”.
Se trata de la expresión máxima de la intolerancia y del fanatismo religioso de los que se creen aptos para mostrar el camino correcto. De los que piensan que tienen la facultad de decidir lo que está bien y lo que no, porque la suya es la única doctrina con asidero. Es la religión parcial. Absoluta y omnipotente.
Desconocen u olvidan que el mayor dios que castiga a los haitianos es la pobreza en la que lo han sumido sus gobernantes y las potencias que le cobran caro el atrevimiento de ser libres y que ahora tratan de huntar saliva en la herida.
*Pat Robertson es el mismo que sugirió a los agentes estadounidenses asesinar al presidente venezolano Hugo Chávez y que aseguró que el infarto que sufrió el primer ministro israelí Ariel Sharon fue una represalia divina por retirarse de la Franja de Gaza. Luego de su declaración sobre Haití anunció que enviará “millones de dólares”.
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2 comentarios:
son unos ignorantes, que respeten lo de cada quien, vaya disparate que estan malditos,eso puede pasar en cualquier sitio del mundo, es la naturaleza.
Es increìble a lo que lleva el fanatismo...
Mary Esther, gracias por tu visita!!
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